En Regresión Histórica de la Realidad Peruana (3ra. Parte)

A los jóvenes: EL antimperialismo

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, con la introducción de los capitales extranjeros, se inicia todo un proceso de estructuración capitalista y de desestructuración feudal en la economía de la sociedad peruana, con ello, se desarrollan las nuevas contradicciones en el agro peruano y en la totalidad de la sociedad peruana.

Dentro de ese proceso de descomposición, sectores de la clase agraria feudal, desposeídas de las tierras, se estructuran socialmente en sectores de las capas medias o se forman en la pequeña burguesía. Es un momento de crac, de transformación material y mental de esas clases, formadas bajo relaciones de descomposición y de contradicción antagónica con el imperialismo, y bajo estos procesos nace el proceso de la lucha antimperialista. El artífice del APRA, en su radicalismo también lucha contra las clases feudales, nos habla de mejorar el sistema de enseñanza, de hacerlo científico y ligar a las masas populares a la educación.

Pero de otro lado, la lucha anticapitalista y antiimperialista está mayormente reflejada entre la clase obrera y el imperialismo y los sectores de la burguesía peruana, dada por la contradicción fundamental entre el capital y el trabajo, y como se prueba en ese entonces, se establece la lucha por las ocho horas de trabajo y por mejores condiciones de vida como parte de la lucha política. Esta lucha ya está contenida en los programas de la lucha antimperialista hasta en los tiempos presentes. Más consecuente en José Carlos Mariátegui que en Haya de la Torre.


También es fundamental ver que dentro de esa lucha antimperalista está contenida y reflejada la crisis general del capitalismo, atribuida a la Revolución Socialista de Octubre, La Primera Guerra Mundial en Europa, y el proceso de revoluciones como en Alemania en 1918 a causa de la Primera Guerra Mundial.

José Carlos Mariátegui sostiene que “…el proletariado, en su totalidad debe de informarse sobre lo que pasa actualmente en el mundo con los aspectos de la crisis del capitalismo.“ Y esta frase es certera en su aspecto histórico de la dialéctica repetitiva, y debe de ser observada cuidadosamente, frente a la crisis financiera del capitalismo mundial, especialmente norteamericano, para sacar alguna estrategia en el campo de la política.*

También Haya de la Torre, en ese entonces, desde 1917-27, como personalidad contraria al imperialismo, luchaba contra el panamericanismo o la geopolítica expansiva de los Estados Unidos, y pedía a los países latinoamericanos formar una conciencia nacionalista y luchar en contra de esa política de intromisión y agresión. Más adelante, en su filosofía Espacio y Tiempo Histórico (1936), trata a América Latina (Indoamérica) como un Pueblo Continente, fundamentando sus tesis, en las tradiciones de sus viejas culturas, y de un similar desarrollo social, político e histórico cultural.

Su determinismo histórico geográfico, está basado en el idealismo objetivo de Hegel, del cual fue recepcionado, solamente, una parte de la filosofía de la historia, pero su trabajo Espacio y Tiempo Histórico no corresponde al estudio y a la aplicación del sistema de leyes y categorías de la dialéctica. Haya de la Torre es un idealista objetivo como Hegel al reconocer a la naturaleza y a la sociedad en su desarrollo objetivo. Pero es subjetivo, y no en la forma hegeliana, en cuanto se permite creer, que los procesos sociales dependen de la relación del observador, ligando con su punto de vista las leyes de la física a los procesos sociales. Para Hegel, el desarrollo de la sociedad está determinado a través del desarrollo del espíritu mundial (Weltgeist), en contradicción a Marx, para quien el ser social determina la conciencia social.




Haya de la Torre, exige también, sobre la base de ese determinismo continental geográfico o Pueblo Continente, crear una conciencia histórica, adecuada a ese espacio, bajo parámetros de Integración, Igualdad y Fraternidad. También propugna la creación de los Estados antiimperialistas, bajo el desarrollo del capitalismo de Estado. Él fundamenta esa idea a base del desprendimiento histórico, político y económico del sistema colonial de España, y de que somos un Pueblo Continente en cuanto al espacio y tiempo en razón a su filosofía.

También para este ideólogo, el imperialismo recorre la última etapa del capitalismo en Europa, y la primera en América Latina. Su eclecticismo no le permite entender que el capitalismo son relaciones sociales históricas de producción y que estas relaciones de producción han recorrido diversas etapas históricas, desde sus primeras raíces mercantiles de algunos miles de años, y se ha desarrollado de diversas maneras desde sus fases mercantiles, industriales y financieras, y a lo que va desde fines del siglo XIX ya se halla el capitalismo en la fase monopólica de su desarrollo, como también está constatado por José Carlos Mariátegui, en su libro Defensa del Marxismo.

Bajo este esquema mecánico y antidialéctico, de última y de primera etapa el capitalismo, se puede apreciar dos etapas del desarrollo capitalista, que excluye todo el contexto histórico de un proceso de fases de desarrollo, y que tanto aquí (América Latina), y allá (Europa y los Estados Unidos), rige el monopolio la economía con sus propias leyes. También para Haya de la Torre, el capitalismo adquiere un solo rasgo, el industrial, primera etapa en América Latina, última en Europa, desconcatenando a las otras formas de capitalismo, y lo que es peor aún, no advierte que el capitalismo de los monopolios es la FASE SUPERIOR del capitalismo. Y que ellos, debido a los procesos económicos de concentración, son determinantes en la economía mundial, a través de un grupo de naciones ricas sobre las naciones pobres.

Bajo este esquema histórico ecléctico, utilizado del economista Hobson, Haya de la Torre también fundamenta una nueva jerarquía social de clases, poniendo a los varios sectores de la burguesía al mismo nivel de clases explotadas por el imperialismo para exceptuar la lucha de clases de los obreros. Según su analogía histórica, hecha al modus europeo, nos dice que en Europa el capitalismo está maduro, pero en América Latina se está iniciando. Haya de la Torre niega los aspectos cuantitativos y cualitativos del capitalismo dentro de la división internacional del trabajo –la compra de recursos minerales, forestales y agropecuarios, tierras, aguas, tenencia de bancos, etc.–, y de su dominio científico tecnológico. Este esquema tampoco le permite ver que el capitalismo monopólico ya ha integrado a la América Latina a la división internacional del trabajo, y que todo este continente ha pasado a ser dependiente de los monopolios extranjeros.


Al contrario de Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui nos dice, que el imperialismo ha dividido en dos ritmos la economía peruana, en dos modos de producción, la atrasada nacional, y la acelerada por el imperialismo.
Alan García, cree haber perfeccionado el sistema de clases de Haya de la Torre, y esta recepción deduccionista de la historia, en su entendimiento, lo compone más eclécticamente que su maestro, dentro de una pirámide social.

A la cabeza: los señores monopolistas, la burguesía nacional, las capas medias, los pequeños comerciantes, las organizaciones de los trabajadores; y al pie de esta pirámide los trabajadores con un salario mínimo, los trabajadores informales, las masas campesinas.

Su concepto esquemático, no es desprendido de la tenencia o la no tenencia de la propiedad privada, de las tierras, de las fábricas, de las instalaciones industriales, etc, relaciones donde se generan los conflictos sociales de clases y que determinan el poder de las clases explotadoras. También en base a la propiedad, es donde se generan los diversos sectores de la burguesía (la burguesía industrial, la burguesía del sector agrario industrial, del sector minero y comercial), y estas clases se hallan siempre aliadas con los monopolios norteamericanos o de otros países extranjeros. Pues estos sectores explotadores y opresores son los que deciden los destinos políticos en el Perú. Estos sectores son los que tienen las grandes propiedades a su disposición y los que dirigen la economía y tienen una influencia decisiva en la política.

Los otros sectores de la burguesía media, de servicios y del comercio pequeño, se hallan muchas veces a expensas de los intereses monopolistas.
Incluir en este esquema, como lo hace Alan García, a las asociaciones de sindicatos de trabajadores es como también pretender incluir a todos los miembros del Partido Aprista dentro de los sectores explotadores, y no diferenciar, que dentro de ese partido, también están metidos los famosos varones y capitanes industriales y los otros sectores sociales enajenados.

Esta alquimia, para desligar la lucha de clases, ya la pretendió Haya de la Torre bajo el término de clases “manuales e intelectuales”. La dialéctica como teoría de las contradicciones y de las diferenciaciones históricas, nos pone frente a la relación de las clases en el capitalismo en dos polos de las contradicciones. Ella no asigna las mismas características a las clases contrarias, pues ellas son cualitativamente diferentes en su esencia de origen, de formación y sus objetivos: unas son las clases explotadoras y las otras las explotadas, pues el capital genera la plusvalía y la explotación.

Todos los trabajadores que producen la riqueza social, en cualquier rama de la producción, y que reciben solamente un pago por la venta de su fuerza de trabajo, pero que no tienen participación en la propiedad o los medios de explotación, son trabajadores asalariados, y ellos, no tienen las características de ningún capitán de la economía o empresarios o banqueros. También lo son, bajo el nuevo desarrollo de la técnica capitalista, una secretaria que maneja la internet en la rama de servicios, o un portero de un hotel, o un ciclista que maneja la bicicleta pero que trabaja para una empresa de servicios. También hay otros trabajadores que se hallan bajo el comando de los empresarios en estas nuevas divisiones del trabajo capitalista, pues el capitalismo diversifica las profesiones.

En la actualidad, hay muchos archimillonarios desprendidos de los sectores de servicios, del comercio y del turismo. El sector del turismo, como sabemos, en el Perú es otra clave de economía, y que en la actualidad Alan García no la relaciona con el medio ambiente, antes bien, despoja a nuestros hermanos aborígenes de sus tierras y las entrega a las empresas monopolistas, como la Exxo.

Seguramente Haya pensó alguna vez que algunos de sus partidarios, „trabajadores intelectuales“, no serían explotadores, o pensó que alguna vez, un hombre como Alan García, „trabajador con esencia intelectual“, podría cambiar los destinos del Perú, y podría ser un hombre transparente, integrador y fraterno con otros países de la América Latina, un hombre que no poseería riqueza, y que impartiría la justicia social sin favorecer a los empresarios ni haciendo entrega de nuestros recursos a los monopolios extranjeros. Pero esa categoría dual, ya tomada desde el reino de las sombras de Platón, y que él había creado para una convergencia de clases, también lo ha traicionado.

Haya de la Torre, que trató de limar toda lucha del proletariado contra la burguesía, antes bien, pedía que fuera su aliado en esta lucha. Él hablaba y escribía sobre la insignificancia del proletariado peruano, no creía tampoco en su combatividad, ni en su organización, pues bajo su mismo esquema, primera y segunda etapa del capitalismo, el proletariado peruano no tenía las mismas características del proletariado europeo.

Seguramente, los medios de prensa, de ese entonces, no le facilitaron la información para conocer la gran crisis general del capitalismo en Europa (1914-1918), y enterarse de la miseria material que había en esa época, una de las grandes hambrunas imperantes en los sectores desposeídos, las enfermedades por falta de higiene en la población, niños desnutridos con huesos que parecían plásticos; tampoco se dio por enterado que miles de soldados con sus miembros amputados (algunos, dos piernas y hasta un brazo, y sin más que una prótesis de madera) tenían que ponerse en las calles berlinesas para que alguien les diera una moneda para comprarse un pan. La recepción de esa época ha quedado grabada en la pintura del gran artista alemán Otto Dix.

En ese entonces, la ideología de Haya de la Torre, oscilaba, entre el eclecticismo y la realidad, para tomar seguidamente el volante de la burguesía y después asignarle las mismas características del proletariado. Y que era como aconsejarles, y decirles: Tienen que tirar del carro de su propia explotación, tienen que esperar que las capas medias maduren y después los liberen, por ahora, hay que ponerse en la pirámide social y soportar toda injusticia, y soportar a los que se llevan la tajada del león. Algún día, perderán sus cadenas, cuando estas clases sociales se apiaden de ustedes.

Algo, como lo pide Alan García, aceptar los designios de los tratados impuestos por los Estados Unidos, y las clases gobernantes, no permitiendo que los sectores sociales explotados asistan a alguna rebelión, ni participen en la lucha de clases, y menos, intenten una revolución social.

Más adelante, también, en su filosofía Espacio y Tiempo Histórico, fundamentó el pluralismo, en donde halla el fundamento para el concilio de las clases. El ojo del físico y del relativismo le sirvió para valerse de este artificio. Cuando queremos que un fenómeno histórico aparezca, pues hay que buscar el relativismo, y hay que medir las cosas con los ojos del relativismo; y cuando queremos que esos mismos fenómenos históricos desaparezcan hay que seguir con los ojos del relitivismo; esa es la percepción del punto de vista de nuestras clases, solamente las medidas matemáticas, de la geometría o de la mecánica o de la luz, y esta última, en la cual se fundamenta su filosofía, les establecerá el criterio de la verdad, pues ella, sirve para comparar, para medir cualquier universo histórico y los procesos económicos y sociales.

Para el proletariado peruano, en la óptica del predistigitador y para su diferenciación como clase, basta decir las palabras: incompetente, inmadura, sin vigor, tardía, atada al carro de una burguesía naciente, e inmensamente pequeña en su desarrollo frente al proletariado europeo.

Haya de la Torre, pero también Alan García, nos pueden decir, desde la óptica de la teoría del observador: La “realidad“ estadística de más de un millón de muertos en el Iraq depende de la óptica con que se les mire y desde cuando nos situamos en la perspectiva del relativismo, los muertos desaparecen, y cuando lo queremos, a ellos los contamos. Así como también en el Perú, a los campesinos que se ha disparado a la cabeza, y los detenidos, ellos no figuran en nuestras estadísticas, pues los fenómenos desaparecen cuando no los deseamos.

La existencia de un fenómeno, de la materia o la energía, no depende del ojo de los observadores del movimiento físico o social. Pues toda realidad existe independiente de nuestra conciencia, y no necesita el punto de vista de un observador para hacerlos aparecer o desaparecer.

La dialéctica, como método, nos permite establecer una diferenciación causal y necesaria en estas relaciones de producción, tanto en la sociedad, así como también en la naturaleza. Lo que es un burro y un caballo, es algo diferente, así como lo es un caballo joven y uno viejo. Ambos son mamíferos y solípedos, sí, pero tienen cualidades diferentes.

Leer a Hegel, no tan fácil, como aprehender su dialéctica, aquí no es como ir a una manifestación para enseñar los músculos, y si es posible, tirar un puntapié a quien nos adelantó en la marcha.

*José Carlos Mariategui, en obras completas, ediciones de bolsillo, Biblioteca Amauta. La contribución de José Carlos Mariátegui ha sido la más importante al movimiento obrero peruano y latinoamericano, sobre todo en la formación de su conciencia revolucionaria, y en la lucha contra las corrientes oportunistas y anarquistas de ese entonces. Él creó una serie de medios para formar esa conciencia revolucionaria, como los fueron las Conferencias sobre la Historia de la Crisis Mundial (ver obras completas), también los periódicos „El Tiempo“ y la „Razón“, así como „Amauta“*. Las conferencias dadas por José Carlos Mariátegui, contribuyeron a la formación de una visión no solamente peruana, sino mundial de la realidad. La conciencia de la clase obrera pasó a convertirse en organización consecuente en la lucha por sus intereses y pasó a formarse en una central única de trabajadores (1930). También, en el año de 1929, JCM, creó la Federación de Campesinos Yanacunas, que fue ligada a la lucha de los trabajadores.


**Haya de la Torre, obras completas, (tomos 4, y 6), editores: Juan Mejía Baca, Lima, Perú.
***Carlos Marx, en su libro El Capital, escribe: El capital es una relación entre polos contrarios, que están condicionados a través de las leyes del valor, la plusvalía y del dinero. Estos polos son extremos, en uno de ellos reposa la riqueza de unos cuantos y en el otro la pobreza de los muchos.
Por eso, la disposición de tener tierras, máquinas, fábricas, sin las relaciones del trabajador asalariado, el otro polo contrario, no hace posible esa relación. Aquí el capital, es capital muerto. También en esta relación dialéctica, un extremo condiciona al otro extremo, y ella, ahora representa la riqueza de más de 200 archimillonarios y otros miles de millonarios en el mundo contra miles de millones de pobres.
En esta relación se impone la ley del lobo, del más fuerte, la imposición de los monopolios y de las alianzas entre ellos para el enriquecimiento de un grupo de países. Por ejemplo, en Europa, la creación del Mercado Común Europeo, no es sino la unidad económica de estos intereses monopólicos, aunque las diferencias entre los mismos países siguen existiendo en la relación del capitalista que golpea a otro capitalista, bajo esta ley de competencia.
La dependencia, por lo tanto, es una relación de jerarquía determinante de naciones monopólicas ricas hacia las pobres, que dictan desde sus comandos la economía global.
En estas relaciones no puede ni debe de haber una unidad de concordancia, ni de coincidencias entre las clases ricas y clases pobres, como son la clase obrera, la clase campesina, los sectores marginales, y las minorías nacionales marginadas. Los polos de la pobreza se abren como abismos en los sectores de la alimentación, la salud, la educación y el consumo. El capitalismo ha creado solamente una sociedad de consumo y de beneficios para las clases privilegiadas. El capitalismo ha contribuido a la política colonial, a las guerras de rapiña –caso actual de la política de guerra de los Estados Unidos con el Iraq por la cuestión de los recursos petrolíferos. La política de expansión colonial es la lucha por nuevos mercados, y esa política ha contribuido a dos guerras mundiales, en el siglo pasado, con un saldo de mas de setenta millones de muertos.
La dependencia es un factor de nuestro subdesarrollo y el no progreso social de nuestros países. Países altamente industrializados, con alta tecnología, nos venden sus productos de punta, con ellos no podemos competir, pues para eso se necesita que un grupo de naciones tenga una estrategia de mercado común y un desarrollo industrial de sus recursos.
Los países con una economía semifeudal y semicapitalista, que solamente suministran materias primas para la producción de los países industriales más adelantados, como el Perú, seguirán manteniendo un intercambio desigual de bienes. Estos países mantendrán relaciones con los otros países industriales, en donde los Estados imperialistas determinarán en su política económica y en su soberanía.
En nuestros países estas clases privilegiadas todavía tienen una conciencia semifeudal y semicolonial, en cuanto a la producción, consumo y exportación material y espiritual de sus productos.
El rompimiento de la dependencia supone crear una conciencia histórica revolucionaria antiimperialista. La creación de un Frente Antiimperialista por las fuerzas progresistas presupone un nacionalismo antiimperialista patriótico, y crear un programa unitario para esa lucha.



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