Dialectario de Raúl Galvez Cuéllar en Patria o Muerte

(por José Pablo Quevedo)

Tu poema a simple percepción pareciera como un juego para niños, de esos en los cuales hacíamos nosotros los hoyitos en el suelo para jugar con las bolitas de vidrio, y que en jugadas diestras teníamos que hacer, llevándonos muchas veces a los contrarios para que éstos no pudieran reaccionar y ni siquiera enñocar el primer hoyo, y veces los condenábamos al plantón. Así como un juego breve, hecho en tres ñocos, de complejidad para el análisis de los no expertos en esta materia, leo tu poema último, titulado Patria o Muerte.

Simple pareciera el poema, como rápido afiche, de breve lectura en mirada ascendente como primera impresión. Pero hay que leerlo dos o tres veces. El buen lector sabrá que es una síntesis muy apretada en torno a una filosofía de la historia, un breviaro concentrado de energía nueva. Para otros lectores menos ilustrados, el poema podría merecer diferentes interpretaciones. Tal es la energía que condesa ese destello Dialectario. Y digo energía, pues estoy seguro que el poema tuyo, creará un campo magnético de simpatía en el lector.

El envío para Isla negra, no podría ser más oportuno. Yo por mi lado deseo referirte algunas ideas, que como tú conoces, son de fundamentación filosófica. A breve pluma te las escribo:

Tu poema recoge los fundamentos de los viejos filósofos dialécticos, el eco de los viejos aedas con metàforas y símbolos a explicar. Pero no solamente recoges (en parte sí, en cuanto a lo temático de la dialéctica), pero tú, los SUPERAS, pues tu poema toca no como los viejos filósofos una parte del movimiento dialéctico, sino vas a la TOTALIDAD de muchas épocas históricas, y plasmas una lucha permanente en una diversidad de tiempos. En el contenido de tu poema, le asignas el fundamento, también observas e implicas en el movimiento dialéctico las formas espaciales y temporales diversas. En ti el movimiento vive. Los viejos aedas no tenían otros puntos de comparación con otras sociedades en referencias, con otras épocas; solamente sus obras eran referidas dentro de su tiempo, y reflejaban la creatividad de sus impulsos.

En tu caso, tu poema pertenece a la dialéctica en regresión, repetitiva y diferenciada, y sobre este campo, haré algunas apreciaciones:

Los versos de despliegue casi lógicos, verticales y concretos, nos presentan una síntesis de historias breves y concentradas, abiertas en temas diversos y que terminan como hasta en sentencias del presente. Tú escribes: Ha llegado la hora en la dialèctica regresiva,/ en la historia de los pueblos de Amèrica Latina,/ en la espiral del caracol. Tal vez, aquí el poema esté escrito bajo la lupa del poeta de los aforismos, ahora en expansiones de la dialéctica en regresión.

Desde la primera estrofa, observo una definición, y el fundamento de TODO SER: de cuyo centro desciende vertical el sol. El sol es la energía constante y es la fuente de la vida, de esta fuente emergen los millones de colores, su luz está arriba y abajo, corre sobre el infinito, ella se transforma en plantas, crea las estaciones, hace lo nuevo y lo viejo de las cosas, mueve los astros, el sol es real, y es lo necesario para la vida del hombre. Aquí, en esta metáfora de lo vertical y de lo horizontal de la luz está también representada la filosofía de nuestros pueblos andinos, y del sincretismo de muchos hombres latinoamericanos.

La filosofía de la dialéctica en regresión, supone que sol (energía, luz), es Regresivo y siempre otro. El es repetitivo en su luz pero también diferenciado desde su primera rotación, y con él, somos permanentemente diferentes.

No hay un calco ni copia de lo mismo, en épocas diferentes, pues el sol tampoco es el mismo, así como no hay dos mundos o gotas iguales en el universo. Cada época de lucha, de acuerdo a sus reglas ,será entonces, diferente.

Veo fluir desde el primer párrafo, el MOVIMIENTO de una y de las muchas luchas en tu poema, es decir, la Totalidad de esas luchas realizadas y continuadas. Heráclito de Efesos diría: Todo fluye, todo corre, todo transita, todo deviene.

Pero en tu dialectario el fenómeno es regresivo, repetitivo y diferenciado. Y aquí, hay que diferenciar las dos formas de ver el movimiento.

Uso la espiral del caracol y la luz desde su centro en lo vertical y horizontal: espacio/tiempo.

La idea del caracol nos entregará la llave para abrir el misterio de lo abreviado en tu poema: El caracol es el símbolo de una aspiral ascendente y descendente, y continua que muestra la horizontalidad y la verticalidad espacial temporal. Aquí el movimiento no es el mecánico o de los cuerpos físicos, integrados en sus formas circulares. El movimiento se relaciona al Tiempo y al Espacio dentro de las formas que reviste el movimiento social. Tiempo y espacio son categorías de ese mismo movimiento concatenado, en la etapa actual y en la lucha diferenciada de nuestra historia.

Tu poema presenta en su síntesis la totalidad del movimiento de Resistencia y de Lucha en la América Latina, su evolución, y en cada estrofa es el compás de un tiempo diferenciado. El caracol es un símbolo también de muchas culturas antiguas, pero también del mundo andino, en muchos de sus usos, intercambios, costumbres y ritos.

También el símbolo de las olas , es el elemento de lo que es permanente, parte del movimiento constante. Ella es lo que viene desde el centro del planeta con el pecho del mar y llegará siempre a la orilla. En la llegada a las orillas, la ola se contrae, forma la resaca. La luz del sol que la ilumina, que la acompaña, también forma con ella la memoria permanente. La resaca adquiere y posibilita el momento de la lucidez, nos recuerda lo que hemos sido, lo que somos, los que queremos ser. Ella es como un escáner en movimientos epocales en los cuales nos reconocemos. La ola está en continuo impulso, forma nuestra memoria, refleja en su movimiento como en un espejo las diferencias, nos dice cómo una lucha se realizó, nos alerta de las lecciones olvidadas, de las derrotas y de los triunfos, nos enseña de lo que se hizo y no se debió de hacer, de las nuevas correspondencias de las clases, conoce si esta será la última lucha para lograr la libertad, como tú te deseas. La ola es memoria, es algo que es ella misma y que en su resaca contra- impulsa: Ha llegado una ola, la ola de este momento. Me dices, en uno de tus escritos, anteriores.

El momento de la lucidez y de la conciencia, hace la memoria, forman los momentos históricos.Y ello está relacionada con :la tercera estrofa: ya es inùtil la bala ante la arremetida del destino de nuestros pueblos que al fin venceràn.

La idea de este movimiento, en sus tres partes nos permite observar siempre un movimiento ascendente de la lucha, como en una cadena de negaciones, de negaciones ascendentes. Las tres partes constituyentes del poema, están formulados dialécticamente como una Tesis, Antítesis y Sintesis, concatenadas repetitivamente y diferenciadas para nuestro Continente. La lucha, hoy en día, alcanza planos dramáticos. Ahora, las clases opresoras apelan a todos los medios para conservar sus privilegios y el poder, pero las clases oprimidas también por el conocimiento de esta dialéctica en regresión, ya conocen sus mutaciones, su estrategia y sus métodos de lucha, y el poema, nos dice, que la lucha debe llegar a su final. Tú sentencias: porque ahora se combate en la calle,/ porque el plazo se cumpliò sin atenuantes,/ y porque ya no mata la bala/ en el destino de los pueblos de Amèrica Latina.

En lo repetitivo y lo diferenciado de nuestra historia continental, hay muchas cosas que se repiten y se repetirán, no de la misma manera, sino diferenciadas. En Palabra de guerrillero, Javier Heraud, escribe: Porque mi patria es hermosa/ como una espada en el aire/ y más grande ahora y aún más hermosa todavía, yo hablo y la defiendo con mi vida. El poeta ya está cansado de reproducir el movimiento puro de la idea, de ver la cáscara de movimiento abstracto de ella misma, y se va al desenlace final. Para tí, ahora, yo no es el acto de uno o de dos revolucionarios. La realidad misma es la que se está moviendo y ella - la podemos captar con todos los sentidos en varios países de América Latina-, es parte ya de la lucha polarizada de las clases opresoras y oprimidas en nuestro Continente.

La dialéctica del movimiento y del tiempo diferenciado y su consecuencia final es lo que has abierto con tu poema Patria o Muerte.

El nuevo orden depende del orden conciente que le demos a la lucha. Tú consideración, acaso, necesaria y oportuna: El poeta no se debe de quedar en la antesala, sino estar en el escenario de los mismos hechos.

Afectuosos saludos:

José Pablo Quevedo
(La primera carta a RGC fue escrita en Bernau, el 17 de Septiembre de 2008)





La contracción y el impuso de la ola



en el Dialectario de Raúl Gálvez Cuéllar. Reflexiones



Por José Pablo Quevedo

Ya he referido en mi poemario Orillero Mar*, que hay en el universo una construcción perfecta que se hace y de deshace a cada momento: Esa es la ola. La que se forma y se deshace constantemente como una arquitectura nueva. Ella plasma en sus imágenes visuales y repetitivas esas secuencias del movimiento que nos deseamos como si fuera una película. Con ella, en nuestro iris, el movimiento está vivo, en cambio permanente, fresco como una pintura a lo Monet.

Como lo hemos dicho, líneas arriba, la ola viene desde el centro del océano-, que es el origen o la fuente del impulso de esta energía condensada por el sol y el viento, y ella, hecha como una línea se echa a caminar desde el pecho del mar hacia todas las orillas. Esa fuente que genera el movimiento circular proyecta la continuidad de las otras muchas olas, en líneas, que parecen como torres altas blindadas en permenente avance; y lo asombroso, es que ellas mismas son diversas como la tormenta y la calma.

El mundo andino, sobre todo aquellas culturas que vivieron cerca de las orillas del Océano Pacífico – mochicas, tallanes, nascas, etc.-, conocieron las diferentes metáforas de las olas, las cuales nos las han legado dentro de sus inmunerables piezas de cerámica y de diseños textiles, en los dibujos de coloridos inigualables, y que representan esa fuerza y esa energía, y la vida del agua como su verdadero elemento creador y transformador. Y lo que ellos hicieron en sus dibujos, muchos de nuestros poetas en América Latina, lo hacen también desde el campo de la lírica.

La ola, a la llegada a las orillas, se contrae, forma la resaca. Ello, sobre todo, porque las aguas, cuando llegan a las orillas, como las arenas casi siempre están a otro nivel más alto, ellas regresan en descenso, se contraen al chocar con las otras olas que también llegan, y brillan ante la luz que las acompañan, ellas clarean sus masas en espumas, como los versan y comparan muchos poetas: olas de espuma, olas que besan las orillas, olas donde cabalgamos en sus espumas, somos la espuma en un beso de la luz, la ola que besa y que besa la orilla, el cuerpo de la orilla que es besado por la ola, a las crestas de las olas subimos y nos columpiamos, cuerpo de ola, mar contraído en su ola, espumario donde el oro te besa, etc. Aquí el momento de lucidez y de brillo. Memoria y conciencia que se hermanan en un destello dialectario.

Y no sólo eso, con mayor profundidad y como lo más dramático de lo irremediable, escribió el genial Vallejo: Hay golpes en la vida, tan fuertes yo no sé,/ golpes como del odio de Dios,/ como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido/ se empozara en el alma, yo no sé..!

La resaca de todo lo sufrido...Verso infinito, frontal hundido en el pecho que llevamos como hombres pensantes.

Y ya este verso nos serviría para cuantificar y apretar en una síntesis todo lo que vierte la esencia de esa metáfora referida al tema que tratamos. Vallejo, el poeta trujillano, rodeado de mar y de aguas expansivas, de olas permanentes contrayéndose en resacas continuas, debió de asociar aparte del dolor y la miseria de los hombres en las haciendas y las minas, y también su propio dolor y el dolor de todas las desgracias humanas. Y esto lo constata también el poeta RGC en su dialectario, cuando en esa triada que presenta su último poema Patria o Muerte, lo entrega en homenaje del boliviano que lucha valientemente en las calles en defensa de su libertad y soberanía; y en homenaje a nuestros demás pueblos que esperan la mañana de siempre. A esa lucha iniciada por el Gran Vallejo, le dice, que ya hay que dar la última batalla. El fin y el inicio es la contracción y el impulso de este proceso: Tiempo de la resaca hecho de una ola. Hombre hecho marea que vencerá a la muerte.

La contracción – impulso: el inicio y el desenlace de una lucha.

La comparación en tanto a uno y otro poeta en inicio y descenlace es acertada- aún cuando las distancias y tiempos sean diferentes. Vallejo, el iniciador de la resaca de la contracción y del impulso y del espacio/tiempo, y la conciencia del instante en el incansable devenir de la existencia: Padre donde el dolor Humano apoya su frente. RGC, opta también el mismo camino, y se acoraza en la dialèctica regresiva, repetitiva y diferenciada, el Trìpode necesario para una porfiada concepciòn del mundo de la Literatura y del Arte nuevo para la América Latina. Y lo es, en esa somera revisiòn de ver la historia concatenada, desde el origen hasta llegar a sus desenlaces, y que le dice, que hemos acertado, cuando esa resaca la liga a la conciencia permanente, a la continuidad, trayéndomos este primer destello dialectario, como forma regresiva y repetitiva de la experiencia humana. Un apriorismo, como lo hace ver, Guamán Poma de Ayala, también como parte natural del mundo andino: Y antes que los incas lo ordenaran, ya las cosas estaban hechas.

La idea de resaca es como la contracción y el reconocimiento de lo que existe, de lo que está dado bajo determinadas relaciones, pero viene desde atrás, dejando y haciendo huellas, y éstas surgen al mismo tiempo del impulso de la memoria (el tiempo regresivo repetitivo), el fundamento del tiempo en nuestra conciencia. De ésta contracción-impulso brota la unidad diversa del tiempo de la memoria y ella se hace conciencia regresiva repetitiva y diferenciada.



La resaca!!!???

Cómo así? Cuando uno se desea llegar a una meta, cualquiera que sea, es necesario regresar sobre los propias huellas dejadas por las experiencias, recurrir a la tesis (el fundamento), valorar su antítesis (lo contrario), y conformar la antítesis (lo que puede ser, debe de ser). Y eso es lo formal también en la lógica formal. Pero en la dialéctica en regresión repetitiva y diferenciada abstracta, hay que concatenar los diversos espacios temporales dentro de un proceso de abstracción de lucidez, como un acto de la luz del sol que ilumina y que acompaña permanentemente a la ola en sus diversos cursos: SOMBRA-LUZ- IMPULSORA.

Por ejemplo, cuando un atleta, ya sea un corredor, un vallista, un saltador de salto triple o de salto alto, se desea superar una barrera y llegar al éxito, lo primero que hace, es mirar el objetivo, volver sobre sus pasos y simular la carrera y los saltos, es decir se contrae, prueba, se impulsa mentalmente. Reproduce todos los procedimientos mentalmente, a veces, va él mismo sobre sus huellas, simula la carrera, el salto. Hace el juego de la resaca, es decir, la estética de la ola que se contrae, que impulsa y reproduce la lucidez de la memoria en la conciencia. En ese momento, se forma la conciencia de poder explicar la posibidad o la no posibilidad de lograr una meta. Este acto es un método de abstraccción regresiva repetitiva mental en lo ascendente y descendente del tiempo de la lucidez. Su carácter es repetitivo, no igual, para los avances.

El impulso, como lo he referido, otra vez, parte del fundamento de la realidad, de lo que da el movimiento a las cosas. He escrito, anteriormente: que la lucha con el sol es permanente, ya que este mismo astro cubre todas las superficies, no sólo de una ola, sino de todas ellas, y aún de la Tierra, y de todo nuestro universo, y es el motor y la fuerza vital. El impulso de este astro será permanente sobre los hombres, sobre nuestra vida y sobre nuestros destinos. Como le escribo a Danilo Sánchez Lihón, en un poema que le dedico, y que está reproducido por la Sociedad de Escritores de Huacho: ninguno de los dos, osamos ganarle en su meta, ni aún con un medio chance del sentido, el sol nos ganará desde la partida aún cuando creamos estar en la llegada.

El impulso, es entonces, el conocimiento y la limitación que tenemos de conocerlo todo. Cierto! Pero sabemos que agregamos un grano de esta verdad a cada época, en la que en base a los nuevos conocimientos nos aproximaremos a ella, y la reflejamos y la impulsamos mejor en este constante regreso concatenado de nuestra realidad, de nuestra historia, y de lo que ya queremos superar.

La lucha histórica, es pasado y presente en cuanto a su esencia; y en cuanto a la forma, otra. No será ni calco ni copia de la primera huella, sino un permanente huellario en nuestros destinos, su impulso siempre será otro, como nosotros asímismos, somos otros en este devenir, en el movimiento de la realidad que siempre es diferente. La resaca de Vallejo, en los momentos de nuestra conciencia histórica, es la del hombre que ve los polos de las diferencias existenciales en que se crean los antagonísmos y los grandes extremos, y lo asocia al dolor humano en sus Heraldos Negros. La triada de RGC, refleja lo histórico y lo actual de esa existencia y sus consecuencias para la lucha, escrita ella en el último verso como una sentencia. Y, nos dice, que en esta hora, la pasividad debe de ser transformada en conciencia y actividad, que lo primero sería diletantismo en una lucha que parece se define, y como el poeta también lo escribe:

NO ESCAPES DE TU RESPONSABILIDAD SOCIAL, PORQUE EL ARTE PURO NO ES ARTE, SINO CUANDO SE ORIENTA A TRANSFORMAR PARA BIEN LA SOCIEDAD DONDE VIVES.

Todo ello, está referendado en la Tesis, la Antítesis y la Síntesis de su poema, y como un saludo a esta filosofía que estamos elaborando.

El hombre vive dentro de una época y reproduce todos los elementos materiales y espirituales que posee y que los expresa en sus manifestaciones culturales. Cada intelectual vive su tiempo y también con los elementos que cree necesarios traza su obra, su destino, influye en otros.

Hay entonces, en nuestra memoria y nuestra conciencia como mundo andino o como latinoamericanos una estética de la ola en su movimiento o el movimiento del agua, de una filosofía que hay que buscarla en los origenes de nuestra cultura, si nos deseamos avanzar.

Tal vez, ese símbolo de lo andino y lo que nos ha permitido esa sincretización del conocimiento nos ayude a conocernos para arremeter contra los fundamentos de un imperio agresor, y construir nuestros propios destinos. Con ello, regresar al tiempo de la Paz de Caral, y establecerla por todos los siglos.

Y ese tiempo hay que recuperarlo, y atraerlo a nuestra memoria, hacerlo nuevamente lúcido: aún es tiempo de recuperar la primavera, como lo dijera, Javier Heraud.

José Pablo Quevedo

Escritor, poeta y crítico de Literatura

Berlín, Octubre de 2008





Raúl Gálvez Cuéllar

NO ESCAPES DE TU RESPONSABILIDAD SOCIAL, PORQUE EL ARTE PURO NO ES ARTE, SINO CUANDO SE ORIENTA A TRANSFORMAR PARA BIEN LA SOCIEDAD DONDE VIVES. (Art. 9ª del DECALOGO DEL POETA, de Raùl Gàlvez Cuèllar)



P A T R I A O M U E R T E

Exclusivo para Isla Negra


Ha llegado la hora en la dialèctica regresiva,
en la historia de los pueblos de Amèrica Latina
en la espiral del caracol
de cuyo centro desciende vertical el sol
sobre andes, rìos, selvas, desiertos y ciudades.

Ha llegado la hora en la dialèctica repetitiva
de las arengas de los poetas de Amèrica Latina
compañeros de la pluma
que arrimaron la luna
para elevar el puño màs allà de la nube.

Ha llegado la hora en la dialèctica diferenciada
porque ahora se combate en la calle,
porque el plazo se cumpliò sin atenuantes,
y porque ya no mata la bala
en el destino de los pueblos de Amèrica Latina.

Raùl Gàlvez Cuèllar


Lima, 15.09.08

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