Ulrich Grasnick, y su libro "Defensa de la Luz“ (Aus dem Buch "Verteidigung des Lichtes“)

Con relación a la “Luz” han sido publicados muchos poemarios últimamente lo cual nos hace pensar que este símbolo es al mismo tiempo una metáfora del esclarecimiento y del conocimiento, y que se puede definir de varias maneras dentro de los planos de la poesía, ya que sus parámetros son inagotables desde la época de la Ilustración y el Siglo de las luces, pasando por los escritores franceses y alemanes, entre ellos Juan Jacobo Rousseau, Christoph Martin Wieland, Gottfried Herder, y con otras consonancias los poetas clásicos alemanes Johann Wolfgang Goethe y Friedrich Schiller. La luz tiene relevancias simbólicas y metafóricas variadas para sus diversos autores, y por lo tanto, será un permanente ejercicio usual de los poetas, mientras haya poesía.
Anteriormente Ulrich Grasnick había escrito libros como „Der vieltürige Tag“, „Gespräch mit dem Spiegel“, 1973 „Ankunft der Zugvögel“, 1976, “Pastorale“, 1978, “Liebespaar über der Stadt“,1979, „Flugfeld für Träume“ (conjuntamente con Charlotte Grasnick) 1984. Textos para cinco sinfonías de Siegfried Köhler (Edition Peters) 1985, también como producción de un disco de larga duración. Editor de la antología „ Zwei Ufer hat der Strom“, Verlag der Nation, 1988, „Das entfesselte Auge“ 1988, „Hungrig von Träumen“, 1990 „Lieder die colori“, conjuntamente con Simona Ciliana 1996,y otros. Estos libros mencionados recogen el olor a tierra fértil de los campos alemanes, atraviesan por sus diversos pueblos explorando sus ambientes, reflejando el carácter de la gente y las preguntas que hay que responder ante las necesidades del trabajo y los quehaceres de la vida. También las poesías de Grasnick, muestran la contradicción entre lo dejado como herencia por las guerras y el nuevo quehacer alemán.

Un poeta lírico es Ulrich Grasnick, que recoge las esencias de las tradiciones alemanas, de los románticos y de los autores comtemporáneos, pero él también siente admiración por los poetas latinoamericanos y sus autores de Vanguardia, entre ellos Pablo Neruda y César Vallejo. En sus versos frescos y latentes, el poeta nos lleva por el mundo de lo verosímil y de lo cotidiano, de la historia reconstruida intelectualmente, abordada con el buril de un arqueólogo que se emociona por cada fragmento descubierto. Y, estos poemas están elaborados con un lirismo sorprendente y de una orfebrería fina y minuciosa de gran acabado de relojero, que es lo quiere el gran público exigente, y cuya musicalidad nos sorprende desde las primeras líneas.

El fondo y la forma de estos versos son descubiertos sin ambivalencias, ellos son desnudos y descarnados, como flores siemprevivas que hacen gozar y recrear nuestros sentidos. El contenido comprime la forma, la extiende en breves narrativas, condensa el monólogo-diálogo que muestra las cortezas de una historia pasada y actual de nuestra América, ella es la que inquieta la epidermis del poeta. Un halo de luz y de sombra marchan convergentes, cada una expandiendo su elocuencia en proceso de regresión meditativa, detenidas en los sucesos históricos que el tiempo expande y recompone, y que necesita de la intelequia y del conocimiento para extenderse. La musicalidad se adecua al contenido, y es como piano de una sonata a lo Beethoven, emergiendo de una profundidad de notas. El contenido hace la lira de resonancia de la forma, es lo que fluye de adentro de esos vasos comunicantes, de esas raíces que el ojo avizor del poeta va descubriendo en cada contacto e impacto con esa realidad histórica. La musicalidad no es el juego a lo Mozart en Ulrich Grasnick, no es solamente, el desplazamiento o la búsqueda del aquí o del allá del eco espacial, sino el hueso del cóndor, hecho flauta, hallado en una roca de las Cordilleras de los Andes.

Como Director del Círculo Poético “Köpenicker Lyrikkreis“ de Berlín, lo conozco desde hace algunos años. A este círculo he venido en muchas oportunidades invitado para participar en sus reuniones literarias y también como organizador y realizador de la Cita de la Poesía: Berlín-Latinoamérica. En conversaciones abiertas con otros líricos alemanes, hemos tratado muchos de los temas relacionados con el poeta como hombre y su vinculación social; además hemos tocado problemas palpitantes que mueven a la humanidad en nuestros días: La globalización y sus consecuencias en los países pobres, la guerra y la paz, la democracia y las dictaduras, la emigración y el exilio; y también conversado sobre los enfoques de la poesía actual. Y hemos podido entender, que los poetas son mundos abiertos a la realidad, a la fantasía, al sueño diferente, a la paz y a la tolerancia.

También haciendo diversas lecturas para un público latinoamericano que solamente conoce la lengua castellana, he tenido que traducir la obra de Ulrich Grasnick, sobre todo la poesía que está relacionada con nuestro continente.



“Defensa de la luz“(„Verteidigung des Lichtes“ ),un libro que pronto va a ser publicado en su totalidad, contiene cuatro partes:

1.- “Llegada de la aves migratorias” ( „Ankunft der Zugvögel“)*.

“Llegada de los aves migratorias“, fue escrito después del golpe militar en Chile, en 1973, en homenaje al poeta universal Pablo Neruda y al compositor y cantante mártir chileno, Víctor Jara. Según el mismo Grasnick, estas poesías fueron algunos de sus trabajos juveniles cargados de los sentimientos de emoción, de admiración y de dolor por la muerte del gran poeta chileno, pero al mismo tiempo, el repudio hacia la dictadura militar fascista que se establecía en el poder. Sobre esto, no voy a abundar en algo que es una materia conocida por muchos escritores e intelectuales.

Solamente valdría agregar que Ulrich Grasnick es un escritor y poeta difícil, que tiene siempre una opinión ante cualquier suceso político, y que ve al poeta en sus relaciones como hombre, como miembro de una sociedad, pero también como un ente social pensante en este planeta. Este poeta expuso sus ideas a favor o en contra de ese sistema llamado “socialismo real”, a pesar de haber sido en la RDA muchas veces publicado. También no deja de decir su opinión política en esta Alemania reunificada. Lo segundo, es un poeta que está convencido de que la tolerancia y el respeto a otras culturas enriquece el carácter del hombre, y que los intelectuales ganan nuevos conocimientos en contacto con poetas de otros continentes. Él se manifiesta a favor del humanismo y tiene como modelo a los grandes poetas de nuestra América. Lo tercero es que este libro nunca hubiera sido escrito, sino se hubiera dado ese trabajo de confrontarse con otras realidades del mundo y al conversar con otros escritores e intelectuales de América Latina, sobre todo con aquellos que tienen en su saber los conocimientos de la América originaria, y cuentan y escriben sobre sus tradiciones, mitos, canciones, poemas y símbolos. Lo propio y lo ajeno es una interacción dialéctica en su escritura. El escribe un poema en homenaje a Víctor Jara después de su asesinato que por su naturaleza nos hace recordar a Pablo Neruda que también en un poema se dedica a otra víctima del fascismo, en la España de Franco, a Federico García Lorca.


Registro domiciliario


en casa de un muerto

Ellos han demolido
tu casa,
han hecho todo
para demostrar,
que un muerto
no opone resistencia.

Se han embriagado
de tu indefensa –
como ratas agreden
en los barrios pobres
a un niño durmiendo,
así han llegado.

En esa mañana
no tardó el sol
en su llegada.
Iluminó cuidadosamente
todos los crímenes
cometidos
ante
tu rostro pálido,
iluminó precisamente
los rostros de los asesinos,
para que no olvidemos
sus nombres,
tampoco las fotos rotas
en tu cuarto,
los armarios destrozados,
la cama acuchillada.

Que guardemos
tus palabras
en nuestro interior



2.- “Los días de muertos” ( “Ein mexikanisches Totenfest”)

En este nuevo libro „ Los días de muertos“ el poeta toca a la América autóctona, el mundo ancestral y originario, de los indios milenarios. Se nota a primera vista los planos de un mundo diferente al europeo, un mundo que no está regido por los valores del mercantilismo y de la competencia económica, sino regido por la filosofía natural de los hombres, es decir, en su panteísmo originario.

Esta vieja América, ancestral, es mostrada en su comportamiento usual frente a los ritos con la muerte, y en su relación con el mundo de la „ existencia dual del hombre“. Es decir, muestra una realidad aún actual, como se da en México, a pesar del proceso de enajenación dada con la conquista española, y desde la “estirpación de idolatrías”.

En esta versión, el poeta, nos deleita con una poesía enriquecida por lo vital de la magia y por el variado caudal de voces antiguas que emergen de sus protagonistas. Su discurso respira en un escenario donde el poeta lo ha proyectado a través del razonamiento, y no a través de los órganos sensoriales. Ese pasado histórico cuyos lazos reconstruye a manera de escenas, le permiten como las olas en su resaca, hallar esa memoria antigua. El vate alemán escribe: “Despertamos/ de la escuela de los sueños,/ pasamos a las lecciones/ del día,/ a los deberes/ que la muerte nos invita,/ a la fatiga/ que nos entrega con cada/ desgracia en las calles,/ en las montañas,/ en los mares.”

En estos escenarios la muerte irrumpe de otra manera, ella no está desprendida de la vida, de los miembros de una comunidad; y para los vivos es algo natural vivir con ella, rodearse de ella, dirigirse con la amabilidad de siempre, servirla, entregarle algunas prendas y hasta comida, actuando como si ella estuviera presente. “Hoy retornan todos los ríos/ nuevamente del mar,/ hoy os saludamos, muertos,/ hoy os levantáis de vuestras tumbas,/ de los pálidos bordes de flores de cera,/vosotros los muertos,/ el tiempo os ha quitado/ vuestras indumentarias,/ pero hoy os regalamos/ nuevas sarapas/ y vestidos de colores.”

Un escenario diferente a una sociedad de consumo en donde se negocia con la muerte, se venden tumbas, se atrae a gente extraña para que entregue sus discursos, sin que esa gente haya conocido al muerto. También las tumbas necesitan del pago a una inmobiliaria, y cuando no se realiza ese pago, los muertos son sacados de esas tumbas. Aquí, en el mundo mercantil, todo está invertido, todo es anónimo, aquí se negocia con la muerte. El poeta define en una metáfora filosófica esta paradoja: “El tiempo/ es la muerte/ detrás de la máscara del tiempo vacío,/ igual como la muerte/ es la máscara/ detrás del tiempo vacío de ella misma.”

En el primer escenario, los muertos están en esos espacios físicos de la comunidad y emergen en los recuerdos y pensamientos de la gente, ellos son esperados en “su día de muertos”, se les prepara sus comidas preferidas, se les asigna algunas prendas queridas, y crece el asombro: “Nadie en este mundo/ debe de temer /al tiempo que en este mundo / tiene que pertenecer-/ la muerte disuelve de pronto el tiempo /...”

Entonces la muerte habita en los ritos, es como un sueño que está permanente, es algo que ha sido y existido, la persona ya no está pero al mismo tiempo está con nosotros. La llamamos y ella viene, invocamos al ánima y conversamos con ella, compartimos sus recuerdos, nuestras esperanzas. El poeta escribe: “Despertamos / de la escuela de los sueños/ pasamos a las lecciones del día,/ a los deberes/ que la muerte nos impone.../ bailamos / celebramos con ella la fiesta”.

Ulrich Grasnick, herrero de la poesía, forja el azul de la luz con este libro, y nos enseña que los ojos del poeta no solamente pueden abarcar lo que le es conocido y experimentado dentro de un espacio o país, sino que ellos pueden abrirse a los diversos horizontes culturales. La (s) historia (s) radica (n) en su unidad, y en la unidad de sus mensajes y enseñanzas.


3.- “Del libro: „ Invierno en los Andes“. El cóndor, el dios pájaro. La estética de la soledad, la estética del silencio (Kondor- der Göttervogel- Die Ästhetik der Einsamkeit- Ästhetik der Stille).

El cóndor, símbolo de la cultura andina, representa la imagen del cosmos con sus alas en vuelo. No en vano, su vuelo, desde hace miles de años, está detenido en la iconografía nazca, en los desiertos de la costa sur del Perú; aún más, se le ve en los adoratorios de las grandes culturas de ese mundo antiguo, tallado en las esculturas de piedra, como en Chavín de Huántar, Tiahuanaco, Huari, y posteriormente, en la cultura de los incas. También hay una simbología del cóndor en muchos de los tejidos encontrados en la civilización Nasca, Paracas y Huari, entre otras culturas. El Cóndor es una de las mayores personalidades de la fauna terrestre y el hombre andino ha tratado de imitar su vuelo en sus ceremonias y fiestas.

Ulrich Grasnick, ha escrito un libro sobre la estética del cóndor, del dios pájaro, la cual considera, la estética de la soledad, la estética del silencio (Kondor- der Göttervogel- Die Ästhetik der Einsamkeit- Ästhetik der Stille). Vemos, como el tiempo se detiene en la reflexión del poeta, y el pasado y el presente se hermanan en los espacios geográficos de esos mundos, donde el cóndor trasciende:”... tú pones a nuestra palabra/ tu silencioso vuelo, en tus ojos/ vuela con nosotros/ tu sabiduría escondida”

El Cóndor atalaya las diferentes dimensiones de los espacios terrestres, él puede observar cada acontecimiento que se da en el mundo de arriba y de abajo. Ese vuelo siempre como un péndulo continuo es una visión de cambios y de grandes realizaciones en los destinos de ese mundo.

Su poesía se escribe en escenas descriptivas, ante las cuales el mismo poeta ocupa mentalmente y observa esos espacios tan vastos, ellos están construidos a base de fotos o de filmes que el mismo ha visto en las series culturales difundidas en Alemania. La estética del silencio, es la comunicación del hombre andino con el mundo de arriba, con el cosmos, con sus dioses protectores, con sus apus, a los cuales esta ave puede alcanzar con sus grandes alas, y estar cerca del cosmos. De los cambios que ellos realicen, y de sus designios, depende el mecanismo de la vida en el mundo de abajo, el mundo en que los hombres viven.

Un descongelamiento, la escarcha que quema y mata, un alud de nieve, un terremoto, una tormenta, puede apagar la vida en una región, como muchas veces ha ocurrido en infinitas zonas. El hombre del ande tiene una creencia y un respeto a la propia obra de la naturaleza, que tiene un desdoblamiento benefactor, protector y aniquilador. El hombre de los andes, no desafía a esos elementos naturales, sabe que cada objeto tiene una doble función: positiva y negativa. El sol es la fuente de la vida y de creación, pero tanto calor quemante puede apagarnos. El dios-pájaro pliega sus alas en el aire, está en contacto con las montañas más elevadas, da vueltas a sus innumerables crestas, habla en silencio con ellos: “Ellos son los viejos indios,/ que mucho tiempo/ con sus dioses hablan,/que bajo sus sombras/ secretamente se hallan,/ por la noche/ en la lejanía miran/ hasta que el dios-pájaro/ una pluma deja caer/ en sus sueños/ y sienten como en un vuelo/ el alma del viento los impulsa.”

La comunicación de esa gran ave con los hombres se hace en silencio, “con el canto detenido en tu lengua/ con imponente pico...” La comunicación es desde lo alto, desde lo lejos, donde el cóndor es un punto, una estrella negra, es el aire mismo, la vibración y el canto, es el anuncio de lo que viene desde ese mundo de arriba, lo que estremecerá, tal vez, el maňana.

Pero también el cóndor es la alegría, es la fiesta de los antiguos ritos que el hombre andino hasta la actualidad conserva y donde celebra y presenta su magnitud y su grandeza, pero es también un símbolo de resistencia y de liberación: “Cóndor/ ahora hay aplausos/ tu galope a la espalda del toro-/ Rito del triunfo de tus alas/ sobre el polvo./ Él sube como humo/ del fuego de los cascos/ se va por las callejuelas/ donde las sombras llaman a gritos la luz.”

4.- Caral

Sospecho, que en estos versos, el poeta, quisiera recomponer poéticamente la historia del mundo andino desde sus orígenes. El modelo de filosofía europea, sobre las culturas aborígenes no le sirve para abordar este tema. Aún más, ella no ha dicho la última palabra en su proyección, ella ha sido adulterada por la historiografía oficial, desde el primer diario de Colón y sus imágenes creadas para convencer a la corona de los Reyes Católicos, acerca de los “ríos de oro” en la zona del Caribe. Después, también esta misma falsificación ha sido hecha por los escribidores de la conquista, el virreynato y la república en el Perú, tratando de imponer criterios anacrónicos. De diversas maneras, ha sido interpretado y proyectado este mundo, en su esencia tan desconocido para el europeo, sus historiadores y escritores. También modernos escritores, que tienen fama en el mundo europeo, le han restado importancia, cuando no, han tomado ese mundo por algo descartado.

El poeta Ulrich Grasnick, al proyectarse sobre este nuevo descubrimiento, con los nuevos elementos que la ciencia posee actualmente, desea abrir los espacios en donde el hombre tuvo otra magnitud, en su forma de ser y de pensar, sobre todo, frente al comportamiento de los problemas de su tiempo, frente a la paz y la guerra, el hambre, las sequías, la naturaleza, la solidaridad y al trabajo. Y precisamente Caral, una ciudad pre-inca que se halla a doscientos kilómetros al norte de Lima, le entrega la llave maestra de lo que puede ser un cambio histórico nuevo y decisivo para la humanidad.

Aquí, diversos espacios se abren como una parábola histórica, ellos se introducen en los razonamientos del poeta; y a Ulrich Grasnick, le gusta contar, introducirse con su imaginación y sus emociones.

Este poeta alemán es racional para penetrar en las dimensiones de ese tiempo, para reconstruir los espacios y los objetos que la arqueología actual ha investigado. No hay otra manera posible de llegar a esos espacios y a ese tiempo histórico, sino con el intelecto. Veo en todo ese extenso poema, la admiración que este vate siente por Caral. Miles de años han vividos los pueblos del mundo andino cerca de las orillas del Océano Pacífico, o en el macizo de las Cordilleras de los Andes, ellos son los creadores de una cultura original para la Humanidad, los creadores de la primera Ciudad de la Paz de mil años y la primera Ciudad multicultural en la Vieja América.

Antes de la excavación de esa ciudad, el tiempo está detenido, pero el vate baja a las profundidades de ese tiempo, todavía está el polvo sobre la tierra detenido, todavía la noche conserva lo que no está determinado, y el tiempo, aún, no ha sido comprendido. Después, a través de las excavaciones que se realizan, a través de las cámaras de la televisión que nos entrega las imágenes, el poeta nos transporta por todos sus ambientes, Caral irradia como una nueva estrella que ha nacido de repente, su despertar es como un pájaro de luz, que ilumina una mañana. “¡Escribe ese poema, /me dice mi propia voz,/ escribe tu asombro /sobre la gran ciudad!.”

La toma de una nueva conciencia hacia la convivencia con otros pueblos hermanos y otras naciones, su relación con la misma naturaleza, se levanta desde los Andes milenarios y bordea a todas las zonas que los rodean.

Este mundo no ha sido un producto histórico-formal, sino está allí, saliendo bajo el polvo que lo cobijó, sus murallas y sus grandes pirámides están apareciendo con su gente y con el fuego de las antorchas, con su gran anfiteatro en donde también está el gran fuego de todas las naciones, allí también están los mercados a los cuales llegan los productos de regiones lejanas, del norte, (hoy el Ecuador) y del sur, de Chile, de las regiones costeñas y de las selvas. Allí están las conchas y las semillas que se muestran como objetos de adorno, están las piedras apreciadas de todo color, y las plumas de los loros y de los papagayos y los granos, también está la codiciada cal y los checos que mantienen a flote las redes de los pescadores, y la coca, pero también el algodón. En el anfiteatro los músicos tocan con flautas hechas con huesos de cóndor.

“Caral,/ descubrimiento de un aire transformado/ en sonidos de las flautas hechas de húmeros.../Flautas de los huesos del gran pájaro./ Él trajo el ruido del viento /desde las cumbres de los Andes que temen los valles/ Una gota de sangre,/ del corazón del cóndor/ fue el beso del nacimiento/ de la música.”

Hay hombres que sin hablar una misma lengua, entonan una canción que el viento lleva, es poesía del cosmos que cuenta de las cosas hechas por sus dioses, ellos indican la procedencia de sus productos, hablan de los seres de la tierra y del agua y del mundo de arriba, aparece un cóndor sobre las alturas, mira a esos hombres, los rodea y se para en una de las rocas.

También hay un gran fuego y una ceremonia, el ambiente cobija a las diversas naciones esencialmente comunitarios, los hombres cuentan sobre los caminos por donde vinieron, de los objetos que traen, de la hermosura de sus mujeres, de las cosas que tienen y de sus aldeas. El dinero no existe, pero sí los productos y su intercambio y el equivalente. Ellos hablan del intercambio de sus productos, ellos mismos saben del valor de cada objeto, chacchan las hojas de coca y intercambian sus productos. Redes cambian por peces, piedras por coca, cal por semillas, plata por lapislázuli, tabaco por carne de llama. Hay edificios, que son pequeños adoratorios, los hombres invocan a los astros, a los dioses principales: al Sol y a la Luna, a la Madre Tierra, y al Mar. La ciudad no tiene murallas, no está fortificada, no hay armas que lleven los viajeros.

En los altares frente al humo de los sahumerios y de los hongos alucinógenos, los dioses hablan.

La paz social, emana de ese mundo, que no adora el dinero o dioses que los sentidos no captan, que no son reales o no tienen una comunicación con ellos, sino que esos sentidos por ser plenos de naturaleza están en comunicación con la realidad natural y grandiosa y que al mismo tiempo es sagrado, y que no puede ser alterada. Hay tolerancia en el intercambio. La paz irradia de esa misma esencia, no hay manuales, ni libros de ética para el comportamiento, solamente el decir de la palabra y lo que se dice, se hace y ello vale. La propia naturaleza del carácter social comunitario vale.

Caral expresa un alto grado de desarrollo social donde la pesca, la agricultura y el intercambio recrea a estos hombres hacia fines comunes, y la alegría del intercambio en esos encuentros mueve a esas naciones a fomentar la paz. Diversas naciones están integradas, económicamente, social y culturalmente, y Caral es la primera médula de integración de otros pueblos y naciones de la vieja América.

Ulrich Grasnick, nacido en Pirna; Alemania en 1938, ha publicado: „Der vieltürige Tag“, „Gespräch mit dem Spiegel“, 1973 „Ankunft der Zugvögel“, 1976, Pastorale“, 1978, „Liebespaar über der Stadt“,1979 „Flugfeld für Träume“ (conjuntamente con Charlotte Grasnick) 1984. Textos para cinco Sinfonías de Siegfried Köhler (Edition Peters) 1985, también como producción de un disco de larga duración. Editor de la antología „ Zwei Ufer hat der Strom“, Verlag der Nation, 1988, „Das entfesselte Auge“ 1988, „Hungrig von Träumen“, 1990 „Lieder die colori“, conjuntamente con Simona Ciliana 1996 y otros.
http://www.josepabloquevedo.com/ulrich1.htm

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José Pablo Quevedo es doctor en Filosofía, egresado de la Universidad Humboldt de Berlín. Escritor, Poeta y Crítico de Arte y Literatura, sus obras literarias están traducidas en seis idiomas, y sus ensayos literarios y filosóficos figuran en diversas revistas de América Latina; también en España, Alemania, Francia y Suecia, entre otros países, en Europa.
El autor es Presidente de la Casa del Poeta Peruano en Alemania, es Embajador de Poetas del Mundo, Representante de la Revista abrace en Uruguay, de Mammalia en el Perú. Es además el organizador de la Cita de la Poesía Berlín-Latinoamérica, y fundador de Sismo Poético Resistente (MeloPoeFant) en Alemania.

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