A propósito del pintor Max Lois Lázaro Moya

Soy un río de dos orillas, una blanca y otra negra.

"Urmo"

Serie Alegría- Violinista
He conocido a “Urmo”, como este artista es llamado por intelectuales y amigos del norte peruano al maestro Max Lois Lázaro Moya, en una de mis incursiones por Trujillo, hace algunos años. Fue entonces, con el maestro indigenista, Eladio Ruiz Cerna, el escritor Juan Félix Cortés, y el amigo Hermes Torres, que nos saludamos en la casa del primero. El año pasado, que llegué de paso por Trujillo, lo fuimos a ver con el crítico literario y filósofo, Raúl Gálvez Cuéllar, y paseamos por Huanchaco, en tiempos de sol y de caballitos de mar, como son llamadas las curiosas embarcaciones de totora de esos lugares.

El ambiente de esa fabulosa playa, una ensenada alta que recoge olas claras y mueve orillas de arena fina, hizo detonar algunas emociones de los amigos, pero también motivaron impresiones de una conversación sabrosa, sobre todo, cuando lo hicimos comiendo el apetecible cebiche mixto y tomando la cerveza infaltable.

Huanchaco, parece como sacado de un cuadro de Monet en colores frescos del estuche recientemente destapado: las bellas casitas que hacen el balneario, el muelle largo penetrando en el mar, el malecón, la vieja iglesia erguida sobre una loma, y la nueva biblioteca, la cual visité una vez, y donde vi en las fotos de una exposición ese fenómeno torrencial de aguas calientes y circulares que azotan las costas peruanas, cada dos años, llamado El Niño.

Allí, en ese mar y playa permanente está descrito todo el gran pasado cultural de los moches, y la gente habla sobre sus gigantescas pirámides, los canales de aguas que fueron hechos, de las ciudades por ellos construidas, de su Arte pictórico hecho como frescos, y que contiene toda su mitología de sus dioses en los símbolos cósmicos y del mar. Los astros y la luna les dieron las nociones del tiempo que regularon los ciclos de sus vidas.

Filosofía, Historia, Poesía y Pintura fueron los temas abordados en ese ambiente pintoresco hasta que cayó la noche sobre el mundo.

Los poetas que me han impresionado por su mensaje social son muchos, pero entre mis preferidos están, César Vallejo, Martín Adán, Juan Paredes Carbonell, Manuel Ibañez Rosaza, Watanabe, Javier Heraud. Nos dice Urmo con su voz bonachona. Yo recuerdo algunos versos, en estos momentos, de Javier Heraud, de su poemario el Río, porque mi obra es un río que tiene dos orillas como son el dolor y la alegría, la intensidad y la altura.

"Yo soy un río, voy bajando por piedras anchas, voy bajando por las rocas duras, por el sendero dibujado por el viento....Javier Heraud, como los otros poetas mencionados, pisan la realidad de nuestro planeta.

Sé que por estas arenas han estado filósofos, artistas y creadores, como Ángel Gavidia, un gran poeta, cuyo caudal en toda la dimensión de la palabra, aún no ha sido analizado, ni la totalidad de su obra ha sido recaudada para los colegios. Èl es médico cirujano, y trabaja en un hospital de Trujillo, además es un gran conocedor de la Literatura. El poeta mantiene conversaciones por el E-mail con selectos amigos, él les escribe en bellos minipoemas con su pensar que refleja la vida en sus varias orillas. El viento sepultará a las aves./ Y el canto?/ El viento no podrá con las aves y su canto./ No podrá con él mismo./ No podrá. Estos versos, han sido elegidos de su libro que siempre celebro: un gallinazo volando en la penumbra.

Por las mismas arenas, va también dejando huellas permanentes, el poeta Bethoven Medina Sánchez, cuyos tesoros poéticos los recogió, primeramente, de la Mar tendida mano azul .../de claro espejo y tiempo que no cesa su ritmo y espuma. Una maravillosa impresión de ver ese eterno movimiento de la ola destruyéndose en la resaca y contruyéndose de ella, es lo que motiva una metáfora repetitiva natural y tan necesaria de los poetas que viven cerca de ella.


Lita
En la casa de Urmo, he visto sus cuadros de pinturas, de diversos tamaños. Él los guarda en forma sistemática de acuerdo a los temas, modelos y usos. En las exposiciones que el artista realiza, él está convencido, que lo mas importante es el diálogo de la gente hacia su obra, y que estas sirvan como un motivo para esta comunicación, para hablar sobre esos temas que allí se esbozan tanto en el color inquieto y plasmado dentro de su pintura figurativa, y en los temas que surgen de esa realidad mutante y sus diversos escenarios.

Él mismo me cuenta, que pintando diariamente como un "Obrero Divino", ha realizado su última exposición de pintura:"Hombre Sé Justo", en el Museo José Carlos Mariátegui de Lima, y que fue del 5 al 30 de noviembre del 2007.


Deseo que el observador, converse con mis obras, que ellos mismos vean el mensaje. Lo importante es la referencia de los cuadros que expongo. Las respuestas positivas o negativas que surjan de esa inquietud traducen el objetivo de toda obra. Me dice este artista comprometido con su realidad. Los motivos de mis obras son todos los acontecimientos sociales que han ocurrido en el Perú, en América y el mundo (sin tener un compromiso político con ningún partido), protestas sociales, guerras, el hambre la injusticias, son aspectos que plasma la emoción de mi mundo interior... También este artista me explica: El drama peruano lo he vivido desde mis estudios universitarios, con las huelgas universitarias, en las capturas de los líderes universitarios y sus encarcelamientos. Todos los problemas sociales que se suceden en el planeta conmueven mi alma, se reflejan en mis obras.

Veo, en su conducta de hombre íntegro, un afán deliberado de no comercializar su Arte, sino de traducirlo como una vía visual y comunicativa para las grandes mayorías, y que este, a través de ese mensaje, reflexione y también se comunique. Esta conducta, favorece a Urmo, la elección libre de sus temas y de los motivos que se desea en su pintura. Sobre el lienzo blanco, está el no de la determinación de la pintura hacia los mercados, el artista desarrolla sus mejores potencias, pues de su propio interior recibe el mensaje: Yo trabajo para dar mi mensaje a todos los pobladores del planeta Tierra. No trabajo para los críticos ni para el mercado del arte. Mi estilo es totalmente virginal.

Conocido por él son las leyes que dicta el mercado, hacia el cual, una comentarista francesa se ha referido, hace poco: En estos tiempos de crisis en los Estados Unidos, de mafias y de manipulaciones en los bancos, la moral nada tiene que decirnos: Marx tenía razón. Esa lucha entre los capitalistas está escrita en su libro El Capital. La lucha por el mercado es una competencia salvaje, de aniquilamiento. Solamente ganan los que saben aniquilar a los más débiles.

El artista se forma en lo originario de su ambiente, pero su ser lo forma y lo mejora la experiencia, las lecciones de los otros miembros de la sociedad, los materiales e instrumentos que tiene a la mano, cada época diferente. Eso refleja la vida de Urmo, en su primera fase, como lo es las muchas vidas de los niños de nuestros Andes, creadores desde ya desde la infancia ligada a los quehaceres de la vida elemental, al trabajo familiar y al recreativo.

A la edad de 4 años me internaba en los ríos, para sacar la arcilla de color blanco, negro, rojo, amarilla, ploma y azul que había en los costados de los ríos y con estos materiales hacia esculturas de la Virgen de la Puerta de Otuzco. No tuve ningún maestro que me enseñara a hacer dibujos, los copiaba de los libros, y mis esculturas las hacia por mi propia cuenta. Paraba dibujando en las horas de clases, y cuando estuve en el tercer grado de primaria, la profesora hizo una exposición de todos mis dibujos, con lo héroes nacionales como Miguel Grau, Alfonso Ugarte y Andrés Avelino Cáceres, pero también de San Martín y Simón Bolívar, entre otros.

Como niño, Max Lois, tuvo una infancia muy feliz. Sabía recorrer las cordilleras buscando, descubriendo y jugando con las plantas, las flores, las mariposas, los insectos, y los frutos silvestres. El vivió entre cerros y ríos, y con los cuentos del "Libro Panchito" aprendió a leer, y el retrato de su maestro del 1er grado se lo grabó en su memoria. Él artista confiesa: De todos estos recuerdos tengo escrito un poemario inédito llamado "Cantos de la infancia", que fue el ganador del Primer puesto a nivel regional, y que fue organizado por los profesores del departamento de la Libertad, en 1989. Hay una particularidad de mi vida, que desde los cuatro años, toco la antara, y aún más, sin que nadie me haya enseñado, me gusta también cantar como tenor.

Y lo que Urmo, en parte me refiere, lo veo también reflejado en sus pinturas al óleo y sus témperas: La Virgen de la Puerta de Otuzco, se ha impregnado en mi alma, como también los Cristos en la cruz. Ellos son obras que sigo realizando permanentemente.


Max Lois, me cuenta:

El futuro futbolista
De niño soñaba con ser general del ejército, después, en la secundaria quería ser médico, pero en el fondo siempre he sido artista. Mis padres siempre se opusieron a que yo lo fuera. Te contare también que todos los años de secundaria hubo concursos de dibujo en mi colegio "San Juan", y en todos esos años gané los primeros premios. Es por eso, que al finalizar el quinto grado de secundaria se organizó una exposición de mis obras, bajo experimentos cubistas y surrealistas, que en aquel tiempo me impresionaron. Te contaré, que desde los 5 años de la secundaria me sentaba en el último banco con la finalidad de estudiar y dibujar libremente, para no ser visto por los profesores.

2.- Max Lois, el artista Urmo

En la primera etapa de mi formación pictórica, fui influido por los grandes maestros mexicanos, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, José Clemente Orozco , y por el peruano, Pedro Azabache Bustamante *. De los tres primeros maestros del Arte mural mexicano, sabemos, que sus obras han recorrido las diversas dimensiones mundiales. Estos exponentes genuinos, fueron como también en otras épocas históricas, los maestros del renacimiento italiano, del manerismo y el realismo español, pero también del expresionismo europeo. Ellos han dejado en su pintura realista, una expresión que comunica a los pueblos de nuestra América, a sus diversas naciones, y que los funde en una memoria histórica colectiva la comprensión de sus orígenes, sus fusiones, sus realizaciones y sus luchas por la liberación. Ellos con sus Arte descubren las canteras de la arcilla conque estamos hechos como seres y como productores genuinos del Arte diverso y milenario, y que salta a la luz con Caral, su primera cultura originaria, hasta ahora, descubierta en América.

El maestro peruano Pedro Azabache Bustamante, tuvo el reconocimiento de haber expuesto una muestra de su obra en la Galería Weidendam, junto con otros maestros indigenistas y costumbristas peruanos, en 1989, en Berlín, en ese entonces, la capital de la RDA.

El proceso dialéctico regresivo del Arte de nuestra América, en sus formas repetitivas figurativas, abordadas por esta tradición, nos sirve para ver y asociar lo que contienen la vida social de esos hombres, y así, poderlas diferenciar en sus formas, desde sus orígenes, hasta donde el pintor moderno ha seguido creando y transformando. Ellas nos muestran los materiales sui-géneris encontrados y los instrumentos de realización en la producción y reproducción de la vida material y espiritual. El Arte, dentro de estos procesos, ha estado unido a la vida de esos hombres, y ha actuado como chispa dinámica para la creación y transformación de sus bienes espirituales necesarios. En ellos, el artista, condensa universalmente su genio como un reproductor y como miembro de un ensamble social.

Y como vemos, en la actualidad, los artistas en las sociedades modernas, dentro del orden y las categorías que ellos mismos se han asignado, se hallan cuantificados y diversificados en sus diferencias, sus expresiones y posturas frente a los otros miembros sociales.

El mismo Urmo, también está convencido de esta formulación en cuanto a la tendencia realista: Pienso que el realismo entendido como la representación del hombre y la naturaleza, es la máxima expresión del arte pictórico... Los temas sociales de la realidad en la que vivimos relacionados con la injusticia social y el dolor humano son las que conmueven mis sentimientos de artista.

Ya penetrando en las formas, el contenido y los colores de los cuadros de Max Lois Lázaro Moya, veo que este artista sigue y fomenta la tradición anterior, aunque a su manera. Él también, me refiere, que ha alcanzado con su pintura su propio lenguaje y su estilo personal.

Evidentemente, la utilización del color blanco y negro en mis obras, es una simbiósis dialéctica de lo positivo y lo negativo en su constante dinámica, en el movimiento de sus polos y sus antagonismo. Como me he referido anteriormente, es una hipótesis estética que sugiere el color blanco y negro, visto solamente como pares contrarios, para acentuar esa polarización de la realidad diversa. Ello caracteriza fundamentalmente mi estilo tratado desde ese microuniverso personal.

Urmo, con ese deduccionismo sobre su pintura, nos invita a la reflexión, que también los colores forman en sí los contrastes que el artista elige y él combina para la reproducción del color en el proceso de su trabajo. Pero el color por color, no tiene vida, es materia muerta, mientras no se le transmita la chispa del intelecto, y se le relaciona con otros objetos y cosas, se le asocia a la Historia, a la Vida, y al Hombre. El Arte para Urmo debe contener también una simbología, ella debe reflejar en sus diversas instancias a la Vida. Por eso la Vida en muchas de nuestras culturas ancestrales, pocas veces, entendida por los europeos, ha sido de gran simbolismo, basado singularmente, en las fuerzas cósmicas, en la Tierra, las plantas y los animales. Este simbolismo, también ha reproducido de diversas maneras sus conceptos filosóficos naturales y sociales, y generó el Arte diverso y rico y original.

Desde el punto de vista semiótico, mi obra contiene muchas simbologías, impregnadas en las profundidades de mi ser, desde el momento de mi nacimiento, desde el transcurrir de mi infancia por lugares altos y bajos, inhóspitos y placenteros ... hasta mi vida actual.


Con Max Lois, también hablamos sobre las corrientes modernas, y él me ha expresado, que no le atrae ningún pintor del arte moderno de la actualidad, pero respeta sus obras, sus libres criterios y su libertad para expresarse en sus obras. Él considera, que las corrientes modernas son expresiones de acuerdo al pensamiento de cada filosofía y la conducta de su creador. Y en esto, es importante definir, de qué filosofía se trata y qué hombre la crea. Y Max Lois, cree, que el Arte debe servir como un vehículo de transformación. Esa obra que tiene contenida nuestros nervios, nuestros músculos, nuestros pensamientos, nuestras vivencias, nuestras ambiciones, nuestras luchas, debe grabar como en un grano de arena nuestras perspectivas.

bebedores
Así como un campo magnético puede condicionar y producir la luz, así también la luz puede condicionar y producir un campo magnético. El Arte debe ser revolucionario, y hecho para el cambio, como lo fue también la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que revolucionó la física mecánica de Isaac Newton, y la transformó en la física cuántica moderna.

La tradición y su recepción revolucionaria deben de actuar de acuerdo a nuestro tiempo, a sus exigencias y de acuerdo a la comprensión de las mayorías sociales. Los elementos de la tradición del Arte milenario, deben de ser unas de las columnas para el paso de la superación hacia una realidad que deseamos poner en movimiento, y hacerla cambiante.

La SUPERACIÓN, no debe de ser en el sentido de la negación mecánica, sino como medida en las cual, tanto lo NUEVO, que se adhiere - ya en proceso de desarrollo vital desde Sabogal y de Julia Codesido hasta las otras generaciones de indigenistas- hacen que el Arte, sea genuinamente peruano, comprendiendo al Perú en su diversidad histórica y nacional.

Este proceso de creación artística, que he observado en varios de sus exponentes, en lo que va desde el maestro, Eladio Ruiz Cerna, Oscar Allaín, Aquiles Rallie, Pedro Azabache, Leonardo Casimiro, y otros creadores, han modificado lo anterior positivamente. Ellos han visto la esencia social cambiante dentro de nuevas relaciones sociales del desarrollo del capitalismo, y han asignado a las fuerzas productivas del campo y la ciudad, el centro de la atención de su pintura, en sus diversas manifestaciones.

Albert Einstein, no negó a Newton, sino lo superó. Pero, los dos métodos siguen siendo válidos. Los dos métodos de esta ciencia física fundados en las matemáticas, aún correspondiendo a dos épocas diferentes, son válidos, en la medida de las relaciones de los cuerpos físicos, pero no como medida para ver la relación de la velocidad del tiempo. El arte revolucionario tiene que comprender a su tiempo, es su función descubrir a las fuerzas sociales del progreso social.

Vivimos el tiempo de los procesos revolucionarios en la América Latina y otras fuerzas sociales, han despertado y se hallan activas en la lucha antiimperialista. Es la época del impulso de las fuerzas revolucionarias hacia el rompimiento de la dependencia de los centros de poderes imperialista mundiales, y el deber nuestro, como intelectuales, poetas y artistas es contribuir a ese parto glorioso que se llama REVOLUCIÓN. Revolucionario han sido tanto Einstein como Marx, al traer una nueva visión sobre el mundo, y construir con sus teorías los nuevos edificios de las ciencias modernas actuales.



FINAL

Leo a Urmo algo de un libro de filosofía que preparo con el poeta y filósofo Raúl Gálvez Cuéllar:

La globalización
es una ventana
con miles de agujeros
y con los ojos poderosos
de una medusa
Ellos invierten
la realidad
y la subordinan.
Esos ojos de medusa
de tanto ver otros ojos
a unos deja ciegos
y a otros tuertos.

El Arte y la Literatura de nuestra época tienen que abrir las instancias de vanguardia frente a esos problemas transcendentales de nuestro tiempo. Esto es: crear una imagen y un verbo vital para nuestros pueblos, para sensibilizar su comprensión. Ningún camino puede encauzar mejor a nuestros pueblos, sino la claridad y no el artificio, la verdad y no la apariencia. El camino y meta fueron, para ellos, siempre algo junto, y por los dos, ellos mismos ascendieron a las cimas. Bajo las enseñanzas que ellas conocen e históricamente han tramontado, hay que lograr los momentos repetitivos de la historia en su proyección cualitativa, para entregarles una obra elevada. De que le sirve a nuestros pueblos una variante de Arte y de Literatura, que ellos no conocen y no entienden, en donde se halla reflejado el artificio que solamente las clases dominantes utilizan en su vanidad de poseer el dinero, y desde el cual nace e influyen todo un caudal de imágenes enajenantes. Una realidad que debe cambiar necesita de las imágenes de la claridad y la oscuridad de dos orillas como polos que se atraen, que son contrarios continuos y que persisten hasta que una lucha se defina.



Soy un río de dos orillas, una blanca y otra negra.

Por esa retina ve Max Lois el mundo, como un prisma en sus diversas dimensiones. Blanco y negro son las arcillas que muestran sus cuadros. Y en efecto, este artista, además puede expresar la creación propia, donde ningún maestro ha influido en el negro y el blanco de los colores autónomos.

El Arte en regresión dialéctica, intuye a priori, ve lo que a ser nuevo, lo que debe ser procesado, y refleja las cosas de una época en su dinámica, desenvuelve la cáscara, se queda con el núcleo, y traza su perspectiva al futuro.

El verdadero Arte no impone normas, pues es creación en regresión histórica. El verdadero Arte señala en sus contrarios, que allí la realidad en sus conflictos existe. En Urmo ya no hay búsqueda, sino hay una experiencia concentrada en un trazo de tela y en ella se halla la diversidad del mundo horizontal y vertical, dentro de sus círculos y espirales, y dentro de ellos los conflictos de este mundo. El Arte ya no es búsqueda, ni calco, es río en Regresión, río que ve su propia cara en dos orillas.

José Pablo Quevedo
Bernau, enero de 2008
http://www.josepabloquevedo.com/
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Breve biografía de Max Lois


Nació en la provincia de Otuzco, la Libertad, el 9 de agosto de 1943. Estudió hasta tercer año de primaria en Otuzco, posteriormente con sus padres se vino a vivir a la ciudad de Trujillo, donde terminó sus estudios primarios secundarios y superiores.

Es profesor de Educación artística, ha egresado, en 1968 de la escuela Superior de Bellas Artes de Trujillo, ha obtenido medalla de Oro de la promoción. También tiene el título de contador público, otorgado por la universidad Nacional de Trujillo.

1.- La relación con el maestro indigenista Pedro Azabache Bustamante, es directa por haber sido su profesor en los 6 años de estudios. El artista mantiene también relaciones amicales con los pintores Eduardo Urquiaga, Pio Ángel Muñoz, y Demetrio Saldaña que son los continuadores de la obra de Azabache y del indigenismo peruano creado por el maestro Sabogal.

No soy nadie de Emilio Ballesteros

Por José Pablo Quevedo

Este nuevo libro de poesías de Emilio Ballesteros, debió haberse llamado “Azul Silente”, pues sus primeros manuscritos los conocí de la misma mano del poeta, allá en su bella Granada, hace pocos años, y sobre el conjunto de sus poemas hice algunos apuntes. Ahora, a este libro impreso, Mi nombre es nadie, su autor ha agregado otros poemas, que han cambiado en muchas partes el sentido de mis reflexiones.


Mi nombre es nadie está formado por dos partes substanciales. En la primera, el poeta medita sobre la existencia del hombre, en pares contradictorios, como son la vida y la muerte; también poetiza sobre la relación del ser con el tiempo que le es asignado, breve, en relación con las cosas, con el cosmos, con la evolución de la vida y las diferentes épocas donde el mismo hombre tramonta, o él mismo deviene diferente. El poeta, en esta parte, va a la totalidad de las cosas, al tocar temas substanciales como son la existencia y el tiempo en relación al ser.

También, Emilio Ballesteros nos entrega en la segunda parte de este libro, una poesía bien lograda, madura y competente en su forma y contenido desde el primer soplo de su creación. Ella nos recrea en toda la percepción de nuestros sentidos, siendo como el remanso de una filosofía de la cotidianidad, de la sensibilidad, que traspasa lo sensorial y que apela a nuestros sentidos para describirse en toda la extensión de la metáfora.

Creación del goce estético y recreación de lo poético en la misma unidad de la reflexión, es lo que origina el poeta con la creación de sus versos, y exige a sus lectores a condicionarse, y a estar cerca de las cosas, para medirlas, apreciarlas o valorarlas en sus medidas de eternidad o efimeridad, en su crecimiento o disminución, en su reposo o mutación, en sus colores y olores, como también en su arquitectura simple o virtuosa. Ellos son los nudos o vasos comunicantes e integrantes del libro de poemas.

¿Qué puede ser verdad sino la muerte?

Se pregunta el poeta, pues le inquieta el tema de la eternidad, del tiempo, la vida y la muerte.

El tiempo físico, es un producto del estado o de los cambios continuos de la materia. Materia sin tiempo y espacio no existe, como tiempo y espacio no pueden existir sin materia. Ellos son formas de existencia o del movimiento de la materia. El tiempo real es, pues, el cambio que está dado en las cosas mismas. El tiempo se da en la misma naturaleza, en el cosmos, que se transforma por su propia causa, por su automovimiento.

En cambio, el tiempo subjetivo es el reflejo del movimiento (s), de la realidad (s). Y es la conciencia social la que lo refleja, la que produce esas ideas o imágenes en la materia altamente organizada, que tiene el cerebro como su centro rector.

En el tiempo subjetivo, organizado en la conciencia del hombre, el poeta ve estos cambios, que se determinan en la naturaleza (materia-energía-evolución-transformación-el devenir), más permanentes y más largos en sus fases de desarrollo. Pero el poeta se introduce en la historia (s) de la Humanidad, como si estuviera dentro de una máquina del tiempo para captar y comparar las diferentes existencias pasadas y presentes.

Vislumbrando los planos de su fantasía y la actividad pensante en esta acción comparativa del poeta, ya no podemos quedarnos en el plano de lo sensorial. La poesía de Emilio Ballesteros se nutre de coordenadas creativas de esa magia que es el tiempo. Y sobre el tiempo y la existencia también por su fascinación y animación, se han escrito diversos libros últimamente.

Creación-destrucción son las leyes usadas por el método metafísico. Pues creación y destrucción es algo físico que resulta del movimiento circular, mecánico y perpetuo de los cuerpos. Pero Emilio va más allá de ese deduccionismo. Emilio Ballesteros, adecua la existencia del Hombre en el centro del tiempo, y desde allí, nos inunda con sus reflexiones. El poeta sabe que los procesos sociales operan en y con la conciencia de los hombres, y que desde este acto de transponer o adecuar el raciocinio con la palabra en sus comparaciones, derivan los conceptos.



Tiempo es vida, tiempo es muerte

Me parece ver a Emilio Ballesteros, fijando el tiempo en el momento y la eternidad, en su devenir, como una ola que se hace y se deshace, que se construye y se destruye en los instantes, que va, llega a la orilla y de allí se reconstituye. En Emilio Ballesteros, ese tiempo de ver las cosas es lineal o circular.

Mi nombre es nadie./Soy un chasclazo de barro contra el tiempo/ que se disuelve en la Laguna, aguas de bronce, /de la Eternidad./Soy como tú. /Tú morirás y ellos morirán.

Nadie, o los Nadies son Todos, en el tiempo subjetivo de Emilio Ballesteros, adherido a pares singulares o plurales en estado existencial, en referencia de los hombres en su totalidad. Nadie / Todos, no son antónimos en la disposición del discurso, en donde el tiempo mismo se mide desde coordenadas subjetivas.

El Nadie de un nombre es también el de Todos, es el raciocinio del poeta que surge frente a la relación comparada del ser (individuo) con las galaxias, la materia y la energía extendida en los espacios siderales, a la gran masa de energía en el cosmos desatada, frente a la casi eternidad del movimiento y tiempo (s) que las abarca. Esta pregunta es casi metafísica, evolutiva o matemática. Lo que somos o significa la existencia frente a ellos, es algo breve, pequeño, un momento frente a la eternidad.

El poeta escribe: Cada momento es el momento. /Cada segundo tiene en sí la eternidad. Tautología del ser en el raciocinio del poeta, que deriva también del raciocinio existencial, de ver como un espejo épocas de vivencias casi parecidas en los hombres. No digo, dentro de mi esquema, repetitivas. Pues el tiempo es eternidad y es momento, es relativo y absoluto. Eternidad, entendida dentro del desarrollo de las leyes de la materia, y el momento que es dado, en lo existente. Algo, que es (momento),y algo que se sigue haciendo, y que se procesa en un continuo infinito.

En las estrellas hay un polvo misterioso,/ Como un camino…/ Y no sabemos dónde va./ Si soy Picasso, Hernán Cortés, Homero o Shakespeare,/ Napoleón, Yahya o Cervantes, / qué mas da./ Vendrá el silencio de la Noche / y la tormenta / y amplios desiertos, / piedras rojas en su faz./ Vivo el momento, soy feliz / Y soy Ninguno./ Mi nombre es Nadie./ Como tú.

El poeta entrecruza las leyes del universo, del cosmos y de la naturaleza con las leyes de la sociedad para buscar una fórmula comparativa, para centrar al hombre y el ser de la existencia social, la vida y la muerte. Y con ello, se va impregnando más el tiempo subjetivo existencial en el raciocinio del poeta. Pero: hay un sí y un no, en este raciocinio desde el punto de vista histórico. Lo que somos, en ese segundo es diferente en cada época tramontada por el hombre. Época, entendido dentro de los cambios sociales realizados por el hombre.

Tú morirás / y ellos morirán. Lo dice el proverbio sacado de la experiencia cotidiana o general. La vida es algo breve en el tiempo del hombre. La vida y la muerte es una verdad de la existencia, algo causal e inevitable.

El vendaval de la existencia es remolino / de siglos que se van./ Humo y cenizas.

Cosmológico, también es Emilio Ballesteros, cuando, nos dice que las estrellas determinan el curso de la vida, haciéndose con el polvo misterioso a sus caminos, pero al poeta esa duda también lo impulsa, por no saber, a dónde va ese camino del hombre, de no saber quién será, definitivamente. Pues todo lo que pasa y deviene, se mueve en ese rumbo, asignado por las estrellas. Vivo el momento, soy felíz/ Y soy Ninguno./ Mi nombre es Nadie. Como tú.

El tiempo de vida y de muerte en el hombre es existencial, no es algo abstracto. Sus dramas están organizados por las leyes del trabajo, de la producción tanto cooperativa como individual, y bajo las diversas técnicas de la producción.


Segunda parte: ¿De dónde saca Emilio Ballesteros su belleza silente?

“La belleza silente”, allí, entre los cantos de esas fuentes de aguas rumorosas de Granada ha nacido, y este libro de grandeza es un canto a la convivencia humana, a la filosofía cotidiana de la vida y al amor, pues es un libro que hay que reflexionarlo casi saboreando cada frase. El azul que tiene la poesía de Emilio Ballesteros, es como el éter que en su reposo expansivo hay que meditarlo con los ojos cerrados para verlo.

Por eso, sus minipoemas o versos escritos en una o dos líneas, nos conduce a nuevas elípticas del raciocinio y del gozo estético. También este vate ha escrito versos de tres y de cuatro líneas, y más largos, en versos libres. Ellos llevan musicalidad de guitarras dulces y de pianos a lo Mozart, sin llegar a ser rimbombantes o pegajosos.

Este libro se expande en el silencio azul de la palabra creada como una filosofía de la vida cotidiana, tan necesario en una época “globalizada”, en donde las naciones poderosas acentúan la imposición de su política, la praxis de una filosofía irracional, llamada “lucha de culturas”, en donde no hay no respeto por las culturas y tradiciones de otros países y naciones, en una política de intolerancia y de avasallamiento. Sé que como poeta y como hombre ilustrado, Emilio Ballesteros, con su verbo llega a otras orillas y de ellas también recoge otras experiencias de la vida y su filosofía, y este es el humanismo tan necesario para el hombre y el poeta de estos tiempos.

Los versos de Emilio Ballesteros, están hechos para la meditación del lector y son de doble vuelo, hechos de preguntas y respuestas, como paradojas o parábolas que describen uno o dos cursos vitales en un camino humano; uno, para invitarnos a la reflexión sobre un objeto, utilizando a toda prueba nuestros sentidos; y lo otro, para hacernos gozar poéticamente. Digamos que el poeta busca la respuesta, en su forma contradictoria, no de manera racional, sino desde el campo literario elemental, que me parece, como el juego de la flecha, como en la antigüedad lo hacía el filósofo Zenón de Elea.

¿Por cuántos espacios pasa una flecha? ¿Cuántos espacios necesita la flecha para llegar a su objetivo? ¿Cuántos espacios necesita la poesía? ¿Regresará la flecha al punto de partida? ¿Es algo posible? Lógicamente que Zenón de Elea no conocía el bumerang, o el tiro con efecto en el fútbol, para hacer el gol, pero es posible que en lo oscuro de su filosofía se hacía esa pregunta. Nosotros buscaremos de hallar una respuesta en el método de trabajo de Emilio Ballesteros.

Suponemos que este vate ha hecho esta elíptica literaria de forma intuitiva.

Se necesita de la disponibilidad del tiempo, del reposo relativo, del reposo absoluto. Se necesita de los sentidos y del raciocionio. Se necesita ver con los sentidos del poeta. El mundo pragmático y usual no está en esa línea.

Trazar líneas y coordenadas, lograr parábolas, buscar el lenguaje de las contradicciones, de la dialéctica en su camino regresivo, buscar la unidad del tiempo, lograr en una sóla metáfora ese proyecto poético es el esfuerzo de alfareros, del albañil dentro y fuera del trabajo de una pirámide, de alquimista, y de hombre conceptuando la simpleza en la complejidad del trabajo reflexivo. Puntos que se extienden en otros y que se forman en interrogantes, otros que se cierran, otros que se forman para una conversación de puntos y comas en trabajo permanente.

De esa alquimia, ganamos todos.

Preguntarse y responderse, es la sabiduría de lo elemental de los sabios que han caminado desde la antigüedad del “Viejo Mundo”, y eso también ha sido la filosofía del mundo árabe, cuya vida está basada en proverbios, de hacer cuentos en miniatura, de laboriosidad en el hacer de joyas preciosas, y también el buscar el saber experimentando en esos relojes del tiempo y de la alquimia, siempre preguntando al tiempo de la arena, de lo efímero, de las rosas, de las aguas de las fuentes, del devenir y transitar del hombre por la vida. Una filosofía de la contemplación y de la praxis diaria, en la cual la misma arena fórmase en una montaña. Tal vez, así, Emilio Ballesteros, tratando de resolver aquellos eternos problemas, halle en esos artificios las expresiones de belleza humana, y en esa insistencia, elevar las cosas a su trascendencia.

El poeta nos lleva de la mano, por los caminos de la Existencia, de la Belleza, del Amor y de la Vida que va plasmada dentro del quehacer cotidiano de lo reflexivo.

Círculos de lunas, apuntan su ir y venir, nos conducen a los Alfas y Omegas de ese cauce.

El azul es silente, y lo silente es lo reflexivo, es la metáfora que contiene cada cosa. La filosofía de lo simple, de lo cotidiano que es necesario y que está en la vida y dentro del hombre y que tiene sus propias reglas, y el poeta las resuelve como pelando una cebolla, como descascarando una naranja.

Ante un oasis, o ante una palmera el poeta reflexiona.

La reflexión sobre el mundo de lo cotidiano, necesita de la meditación, del reposo, y esa forma de atraerlo es la forma de sustraerse al objeto. La belleza que necesitamos, que forma nuestra existencia, que meditamos en el silencio tiene sus reglas; el silencio impera en lo reflexivo y es lo que acude como si fuera llamado por una palmada cuando lo necesitamos.

Esa belleza (objeto), es vista por las sensaciones. Ellos son la luz, el agua, el tiempo, las rosas, los insectos, el hombre mismo, creadores de obras y de cambios. Y nos entregan diversos cuadros de contemplación, esas cosas, muchas veces, no están descritas por los libros, sino, hay que verlas con los sentidos de poeta, pues esos objetos son amplios, y esa amplitud hay que saber medirla, tanto como buscar la palabra adecuada para darle un contenido. La belleza no se puede captar solamente de una manera racional, o tratando solamente de hacer uso de las facultades sensoriales, como visualizando una cosa.

Esos mismos objetos están dinamizados por la contemplación subjetiva del hombre, y éste recoge de ellos su historia, sus devenires, el proceso de su transformación posible. Este proceso de reflexión es un todo que se refleja en la mente del poeta, es decir, el objeto es más que el propio objeto dado o sensorialmente existente. El objeto es la cáscara de una cebolla que se va sacando lentamente: Pasado-presente-futuro, se ven igualmente, como en un querer introducirse a una máquina del tiempo.

Por eso, esa comunión del objeto y el poeta se convierte en una metáfora azul.

Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta romántico español, había escrito, anteriormente “que mientras halla un misterio, habrá poesía”. Y a ello, en parte, pero dentro de otra dinámica también apunta Emilio Ballesteros, para desarrollar el campo de su poesía dentro de su imaginación.

En lo silente de la belleza, nuestros órganos sensoriales se hacen más intuitivos, nadan en sus preguntas y respuestas, que es como estar ante un río de la Vida, que es como situarse ante el río de Heráclito. Pero allí, uno no se baña dos veces.

La metáfora del poeta tiene un carácter de dialéctica regresiva.

Aquí, la dialéctica va en doble sentido, no es un acto mecánico, ella tiene diversos carriles, que es como navegar en una autopista imaginativa o real: Pregunta y respuesta tienen una sola mira. El tiempo deviene, va y viene y así fluye la poesía. Emilio Ballesteros alimenta la contradicción, que surge por su carácter de oposición. El ir y venir: Deviene en una respuesta. Y Emilio Ballesteros da una respuesta poética de acuerdo a la dinámica del tiempo actual, de acuerdo a los instrumentos que este ofrenda, de acuerdo a su orfebrería.

Los órganos de los sentidos: manos, pies, oídos, y su mismo cuerpo, están cerca de las fuentes de lo cotidiano y las preguntas se hacen a la marcha regresiva, en una dialéctica poética de sucesiones y regresiones que mantienen sus cuadros abiertos.

Me complace el juego de esa magia que el poeta nos ofrece, su forma metafórica de interrogar, su forma de resolver el artificio y de responderse. Y claro, deja la pregunta abierta a la reflexión del lector.


Digamos: El verso cae horizontal como la lluvia, y a veces, acudimos a lo horizontal, como asistiendo a una puesta de sol o nos ubicamos a la salida de este astro. El poeta nos recrea en sus ambientes, y con él, seguimos sus artificios, atentamente.

La luz se le revela, la sombra crea ese mundo de formas. “Si miro con tus ojos, ¿quién contempla mi noche?

El poeta echa la continuidad de los pétalos de una rosa a una fuente, los hace y los rehace, los cuenta. Los poemas en miniatura son también mini-cuentos, hechos de versos en una línea, o dos.

En cada verso hay un cuadro, y en cada cuadro otro más pequeño. La intención del poeta se hace expansiva. Historias que se saben contar de un solo pincelazo puesto en la línea de una metáfora, de un solo color que abre reflexiones, y ellas son historias o ventanas abiertas, que antes de entrar hay que saber “saltar”, para no quedarse en el preámbulo.

Él nos explica con su escritura, que el versolibrismo (verso libre), puede contener hasta un sólo verso. ¡Suficiente para un pensar tan maduro y de contenido en la línea de la metáfora, en donde también el lector puede impulsar su propia historia con sus propios pensamientos! Pues al lector no solamente se le recrea, sino se le hace también participar en forma reflexiva.

Las cosas que rodean al poeta son los elementos cotidianos y hasta efímeros; hay también en su meditación seres pequeños animados y reflexiones acerca de sus estrategias de vida, de subsistencia. Los rincones, la oscuridad, la luz, la noche lo atrae en ese mundo de lo real y de lo sensorial.

El poeta desde el rincón de un jardín observa, su vigilia capta las cosas en su transición, y él se recrea contemplando, buscando la pregunta, tendiendo la respuesta. Y el sí y el no se contradicen: Tener ojos y no tenerlos.

El poeta también apela a los sentidos, descubre, imagina a partir de lo real que se da en el mundo. Su observación le sirve para imaginar, y ella, la alcanza a través de superar los diversos nudos de preguntas y respuestas, después halla el camino de la antítesis posible, y esa antítesis es metáfora poética de lo intuitivo y de lo sensorial, unidad del mundo de lo real y los sentimientos que coexisten en el poeta.

La regresión tiene una respuesta. El responderse a sí-mismo es querer entregarnos una filosofía de la vida. La línea de la forma poética se hace filosofía de la estrategia de la Vida y de la Existencia de lo cotidiano.

A veces, la laboriosidad de un ser pequeño, como la araña crea la belleza de una obra. La subsistencia crea la obra continua y de belleza. Lo insuperado es lo que abre preguntas y respuestas.

La belleza silente es el libro que se hace a base de reflexiones, de las propias sensaciones humanas y de las cosas cotidianas. No todas las respuestas están en los libros. La existencia humana las genera. Ellas están impuestas por el impulso intuitivo, surgen de la necesidad de lo repetitivo, de la observación de las cosas que se suceden, que pasan y que son sentidas por los hombres, y surgen por el afán de darse una respuesta.

En “La belleza silente”, hay versos que se parecen a las ramas de las palmeras, que ante la luz o el viento cada una alumbra a su forma, nos llega a las sensaciones de otra manera. En los versos del poema, “Cementerio o jardín”, su filosofía de la vida le crea la imagen de ser algo parecido, no opuesto en un mundo que ve las cosas desde otra perspectiva, algo en donde los mismos objetos convergen con lo elemental, lo dado anteriormente en la fantasía de lo que es originario, y no están envanecidos por la mentalidad mercantil de las cosas. Precisamente el poeta escribe:

¡”Mi cuerpo hacia la tierra!,/ raíz con las raíces, que nunca tenga nadie/ en una caja inscrita la cárcel de mi muerte./ Como no somos nada, quiero sentir que es el Todo/ me traga en su arrebato de rayo desatado.”

También hay versos hechos de un capricho denso de contrastes, como luz y sombra, como agua y fuego, seco y mojado, etc., ellos permiten a Emilio Ballesteros generar coordenadas de oposición en el raciocinio, y en otros, hallar la explicación valedera.


“”Tengo mi corazón al sol. ¿ Y si llueve esta noche?”
Sé de la luz porque bajé al infierno./ Hablo a la roca de lo blando del agua.


Y otros, donde el poeta está detenido ante la luz proverbial que le llega a los sentidos, que le invitan a esta reflexión.


“Hilos de luz se filtran por mi pecho / y me cuelgan de un tiempo detenido”.


Pero, también el poeta intuye las emociones humanas, lo que es ciego, la furia, lo violento, lo necio, y nos invita a reflexionar, antes de cometer un desatino.


¿”Dónde vas, ciego de furia?/ Mira tus manos de barro. / Cuando te coja la lluvia / ¿con qué aferrarás el fardo”?

Metafórico, coloquial también es este vate, en el poema “La voz salvaje”, en donde, desde una perspectiva futura, “como animal salvaje”, - o a la manera virginal del ser histórico-, este viene al tiempo presente a ocuparlo nuevamente. Este poema pleno de conciencia de la memoria histórica pasada y de los desafíos del presente, nos entrega en su discurso un nuevo carácter adquirido por el ser humano, y deja abrir sus nuevos rasgos ya adquiridos para el presente. El poeta escribe: “Yo soy amigo del noble y soy feroz con el cruel/ y del pedante me alejo para no reírme de él. /Sé lo que sé y busco siempre saber lo que es saber./ Con lo que siento me enciendo./ Con lo que no me da igual...”

Me complace el humor fino e irónico también de Emilio Ballesteros, hecho de una metáfora de moralidad y de enseñanza. Él escribe: “Miré una mosca sorber la leche. Vi su belleza perturbadora”.“La brisa encendía el humor de las hojas (no hay errata).”Lucharon miles de años por la cima/ y cuando la alcanzaron se quebró.”

Hay otros temas en la poesía de Emilio Ballesteros, pero ahora, solamente me detengo en estas breves reflexiones sobre sus poesías. Hoy, solamente, deseo saludar esta bella conquista de la Palabra con estas pocas líneas.



José Pablo Quevedo
Bernau, Octubre del 2007
http://www.josepabloquevedo.com/