Mario Markus, entre Aia Payec* y Vulcano

"Hacer arte es hacer lenguaje, amados míos,
lenguaje extraño, trunco, espantoso, deforme,
dinámico, flexible y claro como un río
para aquellos que tienen la luz puesta en sí
mismos,
la realidad de un cerro y el talento de un hombre.“
( Pablo de Rokha, De Sátira, 1918)


Mario Markus, un experto en fisiología molecular del Instituto Max-Planck de Alemania tiene el espíritu de un renacentista moderno, pues además de creer en la fuerza de la ciencia cree en el poder del arte y de la palabra. Entre la ecuación racional de la ciencia y del sentimiento humano, el hombre es integral y guarda un equilibro humano y verdadero.

No es una paradoxia, por lo tanto, que algunos comentaristas se preocupen acerca de la comunión o el divorcio existente entre los dos campos específicos de la Vida espiritual de Mario Markus y por ende de los trabajos del científico y del artista. Ellos, muchas veces, le formulan preguntas metafísicas sobre esa relación que se ha establecido en ese hombre con poder de inspiración y de creación dual.


Y dentro del papel que transpira la prensa, algunos creen hallar al científico puro, y al otro lado al artista o al poeta, pues ellos mismos se asombran de esta paradoxia o „incongruencia“ del trabajo en el uno y el otro campo, que resultaría como una incompatibilidad del espíritu humano, como resultado de dos objetos de trabajo diferente. Pero Mario Markus es un hombre variado, que al mismo tiempo, con el ojo de la „objetivización“ del análisis y del experimento capta la realidad de la materia en movimiento y de la energía para su aplicación en función de los problemas de la economía, del medio ambiente y de la medicina; y su otro Yo desdoblado, mirando y recreándose con el mismo objeto de trabajo, atrae otras imágenes con los sentidos de la imaginación, cual schamán que se ha embriagado con una dosis de ayahuasca para atraer todas las constelaciones de fuego a sus manos.

Los niveles de captación de las imágenes de la realidad empírica son también captados tanto con los ojos del biofísico como del artista, sólo que en la proyección del objeto, los fines son diferentes. El proceso de su captación es similar pero al final el objeto elaborado tienen envolturas diferentes. Son dos regalos para el ser humano con diferente papel y cinta de embalaje: Los instrumentos para los usos de la economía humana y para el restablecimiento humano, y los diagramas gráficos que emergen cual entes poéticos visuales para el gozo humano, proyectados por una ciencia lúdica que él mismo ha creado.

Este arte para algunos de sus conocedores ha sido sindicado como „el arte del posmodernismo científico“ o ha sido llamado también „la ciencia poética“, algo tal, como lo elaboraron los verdaderos alquimistas que buscando la piedra filosofal con la aleación de los elementos para sacar el oro y las piedras preciosas, y para otros, este artista, está fungiendo de Cupido de Minerva y de Apolo, o como el Dios Aia Payec se está transformando en muchas cosas.
Bajo este imperativo de trabajo, el mismo artista nos indica „que no hay que cerrar las compuertas del entendimiento y de la emoción ante sus proposiciones, la ciencia: objetiva, exacta y pura nos entrega como una de sus infinitas proposiciones nada menos que lo que podía entenderse como un arte de anticipación.“


El diagrama gráfico computacional

La industria del arte gráfico en Europa es incompatible con la producción existente en los países de América Latina. Ella es el nervio y el músculo para el desarrollo de la economía, para la propaganda y la publicidad de innumerables firmas que se desplazan en el sector comercial y que abundan en los supermercados, que llena las avenidas y las calles europeas, que se halla en los afiches de publicidad por los edificios, las oficinas, y que vemos en las revistas y los libros de consumo, y en las ofertas de las firmas que llegan hasta nuestras puertas. Todo un ejército industrial que necesita de los hombres que generan ese impulso creativo. Dentro de ello, el arte gráfico para el uso industrial del consumo, es variado e innovador.

Mario Markus no puede escaparse a este imperativo, aunque su acento en la creación de este arte gráfico este más ubicado en la disposición lúdica de concebir las cosas y ellas le señalen otras metas. Su arte gráfico tiene un espacio y una función que llena ese vacío en el ritmo de estas sociedades, halla un espacio que tiene que crear y recrear - sea este acento dado en lo material o lo espiritual -, y que tiene que ver con esa psicología del consumidor. Y el consumidor necesita de lo variado, de lo innovativo, y hasta de lo revolucionario para recrear tanto el consumo como su propio tiempo de ocio.

El diagrama visual, como arte gráfico – hay una parte involucrada por la misma necesidad de la técnica y otra ordenada y llenada por la creatividad del artista-, es un arte que cubre los espacios inverosímiles de la psicología del consumidor, y demuestra que ellos no son solamente huecos negros, ni coordenadas imposibles que no puedan ser vencidas en materia de creación.

Las huellas inmanentes dejadas por la técnica, por un lado, son las huellas que son descubiertas y recogidas por el artista con sus pinceles manejados desde una computadora. Otros artistas también hacen dibujos con las computadoras utilizando todas las posibilidades que allí se manejan con sus diversos instrumentarios; hay otros que hacen solamente fotomontajes, manejan sombreados, o utilizan además para el acabado los colores del óleo o de la acuarela. Todo un intercambio de roles entre la realidad y la fantasía en forma continua, posibilita a Mario Markus elaborar sus diagramas poéticos visuales, utilizando una función creadora y recreadora en el juego de intercambio de esos elementos, una proyección del juego de las formas inverosímiles que hacen los espectros de la luz, que se diluyen, se forman y se deforman constantemente, un mecanismo en juego que nos transporta las imágenes de las galaxias, de los planetas, y nos abre otras perspectivas del diagrama visual poético abstracto.
Anticipadores del arte gráfico han sido los maestros impresionistas como Wassily Kandinsky, Paul Klee, entre los más famosos, quienes han revolucionado las formas tradicionales del afiche y de ver el mundo desde una visión de mayor dimensionalidad y concatenación de las cosas, que han posibilitado unir los elementos de la ciencia, de la técnica, de la música, de la fantasía, del color, y han abierto con ello, toda una serie de escuelas para el arte gráfico y los diseños modernos.


Mario Markus crea sus diseños abstractos en la computadora como un resultado de fórmulas matemáticas que representan procesos físicos, químicos y biológicos, mediante un programa creado por el mismo, que se puede utilizar para pintar. Este creador, ha escrito gran cantidad de publicaciones en este campo.


Las sorpresas del diagrama abstracto en el mundo de la imagen poética visual

Mario Markus se topó con estas gráficas tratando de comprender el comportamiento de la levadura de cerveza y acabó con unos gráficos artísticos en su forma y científicos en su fórmula, es decir cada dibujo tiene en su interior una fórmula matemática.

Las formas verosímiles e inverosímiles de creación y recreación de la fantasía dentro del espíritu humano son infinitas en cuanto a posibilidades. Y lo son en el juego de las imágenes visuales y de la fantasía, y mucho más, en las posibilidades de hacer poesía visual, agrupando las palabras y su contenido, asociándolas a algunas imágenes o creando imágenes poéticas, en su realización visual -concreta y abstracta- como lo sugiere Mario Markus.

"Lo que ha nacido desde otras épocas, lo que ha sido descubierto por otras culturas -como lo sostiene el poeta berlinés Hartmut Sörgel, cuando nos habla sobre las relaciones simbólicas entre la palabra y la imagen -, nos permite explicarnos: „que antes fue la palabra y después se crearon los símbolos, y cuando se crearon los símbolos, el hombre inventó la poesía, les dio nombres a las cosas. Un astrónomo, que descubre un planeta, le da un nombre a ese planeta, y él es un poeta, porque con su telescopio recoge impresiones desconocidas para otros hombres, él crea, relaciona y da nombres a lo que descubre en el cielo. Desde ese entonces, el hombre habla en forma abstracta, enumera a las cosas, las ata como nudos a una red de conocimientos nuevos. Lo real y lo abstracto se cruzan en una línea vertical y horizontal como una espada. ¡Ves!, ¿cuántas cruces tiene ese edificio gótico? !Esas cruces son las tées! !Mira, yo levanto mis brazos y los pongo horizontales y soy una teeeeé..! ¡Y no una hoja de té..! ¡La té, la tetera...!“.


Lo que ha descubierto Mario Markus en las travesías de sus análisis y experimentos biofísicos en ese mundo del movimiento y de la energía en sus ritmos hecho color, también se puede aplicar a lo dicho por Hartmut Sörgel. El ojo del físico ha descubierto una posibilidad, una nueva puerta de aplicación para la ciencia, pero el artista o poeta con sus emociones les da nombres a las cosas descubiertas, imprime también en ellas su sensibilidad, traduce otras emociones que las hace más latentes con los ojos de la fantasía. Y claro, este salto hasta una nube, lo logra solamente el artista, a decir de Rubén Darío, „saltando con garrocha azul“.


El poema visual,  "El Texto“, de Hartmut Sörgel, describe esta relación:

"Yo escupo el texto. /El texto escribe las imágenes. /Las imágenes soy yo. La escritura me convierte/ en un texto bien estilizado. Pero yo podría ser también tú. / Entonces a ti también te escupe el texto, o lo que es peor/ las imágenes te escriben a ti.“

Las relaciones objeto – sujeto, o sujeto - objeto saltan a la vista. Entre el ojo y la sensibilidad del científico no existe una dicotomía de creación, y esta se logra a través de un juego, y ese mismo prisma de luz sirve como doble objeto de creación que es reciclado doblemente, artísticamente.

La computadora – pincel que escupe la imagen, la convierte en obra de arte para el artista, y ella es arte abstracto. El artista la reconoce como tal en función de la originalidad y en relación a otras obras que el arte abstracto ha creado. Entonces, cuando el artista reconoce la intención, el artista escupe la obra.

El mundo físico del movimiento mecánico de los cuerpos o de la energía, reconocido a través de los símbolos matemáticos, de las ecuaciones, necesita de otros medios para sondearlo, necesita de otros mecanismos e instrumentos y de otra fantasía moderna para reconocerlo, y ello, es la computadora, que para Mario Markus es el pincel, o el lápiz que necesita también para crear su obra artística.

Las fórmulas expuestas a estos experimentos impulsan sus diagramas; y ellas son las pulsaciones, los ritmos que se convierten en ondas o haces de luz que se componen y se descomponen en colores disímiles; la luz cambia permanente, muestra sus espectros, las pulsaciones nadan en el papel del descubrimiento; las imágenes unidas en millones de puntos o de aspas por los ritmos de estas ondas son las imágenes que nos asombran.

Lo que hace Mario Markus es buscar que la ciencia no sea solamente una ciencia en sí, él no apela a una ciencia „pura“ en sus objetivos, ya que hasta una mancha de mercurio puede crear un paisaje, corroerlo o cargarlo de colores. El artista convierte su ciencia en un juego, para que ella pueda ser comprendida simplemente, ser recepcionada por muchos hombres, o como él la entiende en su unidad espiritual interrelacionada:  "Una ciencia lúdica que es volver a un juego, para amar las cosas , no necesariamente con el fin de ser felices, sino de hacer una  "ciencia por la ciencia“, por la alegría que nos causa a todos el conocimiento, y poder ver las cosas y comprenderlas y transmitírselas a otros fácilmente“.

Este proceso, en donde el „arte abstracto“, o las imágenes poéticas puedan ahora salir de una computadora -convertida a la magia de un pincel-, para algunos, es toda una rebelión de la nueva técnica, para otros el acabarse del intelecto creador humano, el límite posible hasta donde el hombre ha podido llegar con su intelecto creador del arte. Según los más reacios, esta es la rebelión de los artefactos que ya no necesitan del hombre, que suplantan su propia fantasía y crean la ficción de las cosas. Con ello, nos dicen, algunos artistas, que la fantasía del hombre está en crisis, que ella ya ha agotado sus límites, pues un arte fabricado por la misma máquina, borra las intenciones espirituales de los hombres.

La intención que promueve Mario Markus, es de „volver a una ciencia más humana“, una ciencia interrelacionada, ya no en su comprensión del método metafísico de la vida que separa los mundos espirituales en una y otra área del conocimiento, sin que estos tuvieran relación alguna, sino en su relación dialéctica que busca una mejor unidad del conocimiento humano en su interrelación, una didáctica de juego que más nos aproxime a nosotros mismos. Él mismo lo ha logrado en su ejercicio como físico relacionando su ciencia a la química y la biología, pero también vinculando estas ciencias al campo de la estética y del arte, y con ello, a una nueva revolución en el espíritu humano, un nuevo arte de anticipación, un arte que traza nuevas cordenadas de entendimiento vital entre los hombres, que trata de unir los mundos como puentes que antes estaban separados por conceptos metafísicos acerca de la Vida y del Hombre.

Mario Markus, en un discurso pronunciado ante la presentación mundial de 47 obras en el Instituto Cultural de Providencia, Chile, así lo sostiene: "El arte y la ciencia no estuvieron nunca separados –escribió Ilya Prigogine, Premio Nóbel de Química 1977-. La ciencia redescubre los sueños del hombre, y el arte- así como lo concibieron Kandinsky, Klee y Rothko- describe una cosmología evolucionante, una cosmología en la cual la materia ha capturado al tiempo".  Lógicamente ese tiempo es entendido como el tiempo subjetivo ligado a la recreación humana, el tiempo del desarrollo de las facultades humanas.

Por otro lado, es conocido, que los conceptos antiguos sobre armonía, simetría son el resultado de los análisis de las ciencias metemáticas, que han contribuido en el acabado arquitectónico de edificios públicos, templos, estadios, calles y obras de arte, y también en la formación del pensamiento filosófico desde la antigüedad bajo conceptos matemáticos del movimiento, teniendo con ello ya una contribución a la estética y una relación estrecha con el arte en sus intenciones expresivas para los usos espirituales de recreación y el consumo de objetos de los hombres. Lo que intenta entonces, Mario Markus, es que esta proyección científica se abra camino en el lenguaje del arte, „que este nuevo sentido estético de complicados conceptos científicos abra nuevas brechas a la fantasía y a la creatividad.“

Los diagramas de Mario Markus, que devienen en imágenes abstractas para cualquier mente profana, no sensibilizada con este conocimiento y los resultados de la materia de su trabajo, podría asustar saltando de todo marco convencional; pero también el biofísico sabe que las disciplinas se complementan, que no hay un conocimiento absoluto que emerge de una ciencia pura, ya que ha ella se debe adherir a lo lúdico, ya que hay otras disciplinas que fomentan la creación y la recreación de la fantasía, ya que en el universo de la materia y la energía en movimiento existen otras fuentes, también en la formación integral de los seres humanos, para la comunicación y para la vida. Su propuesta es una ciencia lúdica, interdisciplinaria, ligada al humanismo. De allí su propuesta, que escapa o salta de cualquier marco formal. Y él mismo, Mario Markus, nos instruye en esta ecuación, cuando nos dice: "Yo veo todo esto como una posibilidad para el artista, puesto que al ofrecerle un nuevo recurso está ampliando sus oportunidades. La ciencia influye en la tecnología y la tecnología en el arte“; pero ello también es un proceso a la viceversa o de relaciones de interacción e influencias mutuas. Y ello, el mismo artista lo reflexiona, apuntando: "Yo veo todo esto como una posibilidad más para el artista, puesto que al ofrecerle un nuevo recurso está ampliando sus oportunidades.“

Sobre un mundo de crisis en el arte moderno, en la que las máquinas atentan contra la creatividad del hombre, él nos habla que lo primario es la capacidad de creación humana, que el poder de una máquina debe servir como un instrumento de trabajo para el hombre, para lograr mejores resultados, como un apéndice para prolongar su creatividad y no para interferirla: "Las computadoras pueden producir un efecto similar al de los pinceles, no importando los elementos que hayan, sino la capacidad artística que exista.“

Lo que está en crisis no es precisamente la fantasía, ella se desarrolla y se crea de diversas maneras, sino ese mundo mental anacrónico que trata de interpretar el arte y las imágenes a la manera antigua y de una sola manera de pensar, olvidando su desarrollo evolutivo y que la computadora también es un instrumento de trabajo moderno, que sirve para el trabajo de los hombres, para la creación y la recreación de la belleza espiritual del hombre. Y en ello, la ciencia, en su uso correcto -siempre más revoluciona- es la que mas nos ayuda en la creación de los diversos objetos de trabajo y nos dota y nos ayuda desde sus fuentes mismas a revolucionar el pensamiento, en nuestra forma de ser y de actuar.


El "caos“ en el mundo del diagrama

"De hecho, la llamada ciencia del caos, que ofrece un método para descubrir el orden donde sólo hay irregularidades, atraviesa hoy diferentes disciplinas". “En la actualidad, la teoría del caos, llega hasta los complicados ritmos del corazón humano". “ En esta última área, la teoría del caos resulta de mucha utilidad, ya que, a través de diferentes dispositivos, es posible reconocer el instante en que el corazón comienza a latir de forma desordenada.“

Mario Markus desarrolló una nueva técnica para devolver al corazón a su estado normal, a partir de diferentes modelos vinculados con esta teoría. Él explica que hay dispositivos que evitan que el corazón se caotice. Estos aparatos, pequeños computadores, identifican el momento en que las señales eléctricas que regulan el bombeo del corazón se vuelven irregulares. Aunque estos diapositivos ya existen, Mario Markus plantea una técnica que reduce el consumo de energía de las baterías, con las que funcionan estos equipos. Si la técnica tiene un éxito, el cambio de baterías, que exige una intervención quirúrgica, puede efectuarse con menos frecuencia. Con esta investigación, Mario Markus busca una herramienta eficaz que evite la muerte súbita por arritmias cardiácas.

La teoría del "caos“ se usa en la aplicación de las arritmias en la cardiología, los bioritmos y la formación de dibujos en las cáscaras de conchas. Son las progresiones infinitas que no se pueden predecir. En el iris de Markus se oficia el "caos“ y es posible verlo, y este es esa experiencia del infinito o lo que él mismo llama, „lo que nunca se repite de la misma manera“, como un juego permanente.

Las imágenes visuales, que capta Mario Markus, como experto en gráfica computacional científica, nos muestran una disimilitud de formas, como explosiones de astros, ondas multicolores, planetas lejanos, ritmos y cadencias, tensiones y reposos, quizás para dar otros que no solo tienen que ver con la razón y que nos hablan sin intenciones. Y en esas formas infinitas se muestra el "caos“ en el mundo de las imágenes. Los diagramas son objetos cambiantes, como la olas que no se repites, como la secuencia del fuego. El campo de acción de está imágenes pueden estar transmitidas en el momento en que se procesan los instantes más inverosíles y más cambiantes.

Lo que capta el ojo del físico y al mismo tiempo la sensibilidad de artista, es algo inverosímil, algo como salido de una película de ciencia ficción; algo incalculable en su mundo de secuencias de imágenes, tal vez, como referencia, nos sirva el ejemplo de un reciente hecho histórico, que más de una vez ha sido comentado:

Lo que la televisión mundial mostraba, en vivo el 11 de septiembre del 2001, es decir, lo que estaba sucediendo con las Torres Gemelas en Manhattan, en los precisos momentos en que el fuego consumía y derretía a estos dos grandes colosos de acero y de cemento, no lo podían creer los espectadores, ni tampoco lo podían entender, pues nadie sabía si se trataba de algo espectacular, hecho adrede, como lo que nos tenía acostumbrado el actor norteamericano, Orson Welles, o si esta vez los planos de la realidad y la fantasía se habían fusionado y estos dos eran idénticos. Los espectadores, en un principio, solo veían las secuencias de las imágenes, y si no hubieran oído el comentario frente a las cámaras, seguro que ellos hubieran creído que se trataba de una propaganda comercial o del nuevo anuncio de una película macabra. Ese estremecimiento de la realidad, el 11 de septiembre, en Manhattan, fue como una coalición de dos planetas o de dos estrellas que de pronto chocaron en los espacios mentales de nuestra percepción y cuyo halo de luz o fuego o magnetismo ocasionó un nuevo magma mental, un nuevo orgasmo literario, y aquello abrió nuevas miles de preguntas frente a los nuevos desafíos y problemas de nuestro tiempo. Ese día, muchos escritores -y yo conozco muchas declaraciones de algunos afamados-, fueron agarrados de sorpresa por ese acontecimiento, como si ese día hubieran sido asaltados por otro sueño, como si alguien les hubiera puesto una arma en el pecho, y no hicieron más que hablar en monosílabos o balbucear; y a otros hasta los dejó mudos, pues sus conciencias ligadas a una ficción del cine norteamericano, o hechas para la literatura de mercado, en esos momentos, fueron requebrajadas y apenas fueron capaces de comprender y de calcular lo que allí pasaba.

Esa transformación del color en una marea solar, en los remolinos celestes que giran en el infinito, en el aterrizaje de un insecto a un planeta extraño, así como la visita de un cuerpo cósmico al planeta diez, lo ven los ojos de Mario Markus, el artista que crea arte gráfico abstracto, un arte que hay que saber interpretar, asociarlo para darle una función adecuada al consumo y a la recreación. El mundo del „caos“entonces que descubre el científico, es un mundo de colores cambiantes, de ritmos ascendentes y descendentes en el compás de la formas inverosímiles para todos los ojos, y en ellas, de las fuentes que emanan la sabiduría de sus conocimientos para la aplicación en el campo de la economía.

Desde ese "caos“, según Mario Markus „el microcosmos, redescubierto en su reloj de mecanismos“, emergen olas o llamas, un mundo de luces, ondas haciendo dimensionales diversos rostros, diversas estructuras donde parecen emergir edificios de las ciudades, una flora y fauna que ya no conoce la razón. A todas esas imágenes, formándose y deformándose en las diversas ondas del color, entre los cambios rápidos y las mareas y las tempestades del movimiento, es lo que también Mario Markus da nombres, recurriendo a imágenes poéticas.
Fue tal su gusto por la imágenes que aparecían en la pantalla de la computadora (figuras que recuerdan a las descripciones alucinógenas de Timothy Leary y a la generación LSD estadounidense), que pronto Mario Markus programó su máquina para que produjera muchas más, a través de falsas ecuaciones.“ (Entrevista: revista "Milenio“ de México).

Ellas son nombradas de manera convencional – muchas veces, como una conciliación entre el físico y el poeta: „la inducción de estructuras químicas por convección“, o como las nombró el mismo artista: "Músculos violetas en llamas“, "remolinos celestes giran al infinito“, cuando les da un nombre ya no convencional.

El arte de la forma y del color, que se llena como olas de fuego nos sumergen en un arte visual cambiante que se hace y se deshace como castillos de naipes. Y esa la impresión ya que no se recupera, por qué ese mundo se compone y recompone a cada instante, como una ola que se forma y se deforma, y hay que elegir la mejor de todas ellas.
La luz, las ondas, son los objetos de trabajo del físico, pero también es el campo sensible de poetas; ejemplos en estos dos campos hay más que suficientes y también en las formas de describirlas y de entenderlas.


De la imagen visual a la poesía

Sabemos que los caminos para llegar a la poesía y a su centro no tienen una sola regla y un solo orden establecido. Gustavo Adolfo Béquer, poeta español romántico, nos alertaba sobre ello, cuando este vate escribía: "Mientras halla algo insondable o desconocido, donde los límites del conocimiento no puedan llegar, habrá poesía...“
Mario Markus, nos dice: "Esta ciencia lúdica es como la poesía, hermosa e inútil, profunda e incapaz de llenar el estómago“.

Mario Markus demuestra con sus obras, que la ciencia no es incompatible con el arte y con la poesía. El científico responde a las preguntas empíricas de la realidad con los experimentos, usando los símbolos de las matemáticas. Pero estos símbolos cuando les da nombres, cuando el verbo los penetra, los pone en juego en función de símbolos y de metáforas, entonces mira con los ojos de poeta.
Es decir, donde la ciencia no ha copado con resultados definitivos y no tiene alternativas que ofrecer al hombre por otros caminos, se los abre la poesía. En Mario Markus, estos caminos se ofrecieron espontáneos, pero también se realizaron a través del experimento, del constante trabajo con la ciencia bioquímica. Hasta allí, entonces los ojos del físico, del arquitecto, de un relojero. Más allá, quién describe o usa el verbo para exaltar lo que sucede en el ritmo de ese mundo y de sus elementos, trasgrede las reglas de la física, se ubica en el camino de la poesía.
El primer paso de ubicación, antes de llegar al camino de la poesía fue para Mario Markus el elemento visual, metarfoseando en el arte gráfico visual abstracto, salido de diagramas visuales, como de imágenes poéticas.
También escribe Gustavo Adolfo Bécquer, „mientras haya una mujer hermosa, habrá poesía...“ Pero esa afirmación también lo comprueba el chileno Pablo de Rokha:

"Árbol florido es mi esqueleto
y linda niña en flor la vida,
cuyo columpio está sujeto
bajo su inmensidad florida“.

(Pablo de Rokha, El Folletín del Diablo, 1922)


Para Mario Markus, no bastó solamente el orden de la razón y el experimento biofísico de las diagramas para saltar al mundo de la poesía, conocer que el cruce de dos caminos se designa con una cruz, que las curvas peligrosas son marcadas por flechas circulares, cerradas o abiertas; eso ya no es una hazaña, tampoco lo es el saber que los Iceberg de los polos condensan agua potable, sino como conducirlos a los desiertos, hacerlos saltar en imágenes, astillarlos en colores. Tampoco le bastó el conocer que los ritmos del corazón pueden ser controlados a través de pulsos eléctricos, sino como ese corazón en su mecanismo maravilloso puede inflamarse de amor, padecer, necesita de los otros sentidos y de la mente para llegar hasta la palabra y convertirla en una flor.

Los símbolos se convirtieron en palabras, en verbos, y saltaron como llamas. Los ojos del poeta reemplazan a los del físico para expresar lo universal y lo cotidiano. El camino de lo puramente racional se dejo empaquetar por las emociones, se dejó subordinar por los sentimientos, o como él mismo lo ha contado: "...en el microcosmos redescubierto en el reloj interno de los organismos, en las bacterias que transforman la luz en electricidad o en los sistemas ecológicos y ritmos anómalos del corazón, se encuentra quizá la substancia fundamental, única y exquisita, que da vida a un lenguaje poético infinito en belleza, pero también asombroso en sentimientos amorosos y magnificencias creativas.“

Las fuerzas centrifugales para hallar la poesía son variadas: Unos las aprehenden a poetizar escuchando y haciendo música, otros manejando los colores con los pinceles, otros buscando en los espacios infinitos del cosmos a diversas nuevas estrellas, planetas, galaxias, dándoles nuevos nombres, simbolizándolas dentro de un mapa con una X o una L. Otros científicos se complacen haciendo símbolos matemáticos abstractos, otros inventando fórmulas químicas, otro haciendo mediciones de los espacios geométricos de la tierra, de los bosques. Cada uno tratando de hallar una fórmula para empaquetar o desempaquetar su propio objeto de trabajo; los más audaces, entonces, descubriendo, que los muchos objetos de trabajo se complementan con la palabra, y que solamente ella puede medir el ritmo de las emociones, adonde lo racional ya no se puede adecuar.

Los caminos para lograr este ejercicio son variados, pero solamente la constancia del trabajo y del ejercicio creativo del intelecto puede lograr el buen camino hacia la escritura.
Quien, como Mario Markus, descubrieron el valor de la palabra después de muchas odiseas imaginativas, se dio cuenta también, que las líneas, los puntos y los colores en aquellos espacios convencionales, a los cuales les podía dar nombres, no bastaban solamente para designar lo que podían expresar los sentimientos, sino que era necesaria la palabra, y que ella tenía el poder de abarcar otros espacios de la creación humana.


Humanismo y universalismo del hombre

La idea de que „la ciencia significa un modo de enfrentarse con el mundo y no simplemente un cuerpo de conocimientos.“ le abre a Mario Markus, otros caminos para recrear la fantasía, para hacer de la ciencia algo lúdico, para que ella cumpla un papel de anticipación. El objetivo no debe de ser al mismo tiempo un medio para sí mismo, si no el medio para tomar conciencia y responsabilidad frente a la Vida y todo lo creado. El artista se da cuenta que los medios no justifican los alcances de los objetivos, sino que las razones y los objetivos se alcanzan a través de un Ser integral, de un Ser universal. Vale decir: el científico no debe contentarse solamente con las metas de sus alcances individuales, sino logrando una forma variada de vivir en consenso con todo lo que le rodea. La meta no es lograr el genio gris de la retorta, sino el sabio de carne y de sangre que sienta las necesidades de la evolución y de la existencia de la Vida, que también contradiga todo lo que es innecesario, que nos advierta de los peligros del mal uso de la ciencia, que también nos permitan su comprensión y su acercamiento. Mario Markus entiende que no debe haber división entre la ciencia y el humanismo, "pues al fin y al cabo los científicos son hombres de sentimientos y tienen necesidad de expresarlos. Lo mismo sucede con los poetas que requieren la ciencia para explicarse lo que sucede a su alrededor.“


El mismo Mario Markus dice en un reportaje a un revista mexicana, "Me aburre la gente y me aburro a mí mismo, cuando me pongo monótono y cuando hablo de las mismas cosas. Ahora que estoy envejeciendo me doy cuenta de que la vida es harto corta, y si uno la dedica sólo a las arritmias del corazón o a las cigarras, como esa personas que se meten más y más, encuentro que se malgasta la vida, porque en lugar de disfrutar del bosque se quedan parados delante de un solo árbol durante horas y regresan a casa, y no se dan cuenta que alrededor hay otros árboles y plantas y montañas y flores. No se dan cuenta que esa especialización es un comportamiento de mulas.“
Por otro lado, el mismo reconoce, que la actividad pensante de los hombres no solamente se logra desde el lado „puro“ de ver el mundo y desarrollarlo con el ojo de la ciencia, si no de equilibrarlo, de sensibilizarlo con el ojo crítico del arte y de la literatura. Él mismo lo afirma: "En la actualidad la ciencia ha hiperdesarrollado el mundo, y los artistas son los que siguen rescatando el lado humano de las cosas.“

Nadie se atreve a pensar, que los procesos sociales que han estado regidos por patrones ideológicos férreos, y que han activado la ciencia para sus necesidades y fines se dejaran seducir fácilmente por otros valores que pongan en tela de juicio ese orden. Pero el pensamiento de Mario Markus constituye por su propia magnitud un desafío, ya que con sus propias ambiciones de interelacionar las ciencias y de hacerlas más dinámicas, más didácticas, más susceptibles para el conocimiento humano, amén de vincularlas a la estética (Arte y Literatura), pone al mismo Hombre como lo más importante sobre todas las cosas, y todo esto cobra dimensiones nuevas. Y en esa instancia solamente están los más osados, los que ven con mayor profundidad; son los que se elevan a las cimas más altas, son los que quieren abrir brechas nuevas al futuro, son lo aceptan y hacen suyo un arte innovador, un arte trascendente, anticipador, que se muestra desafiante, por no estar condicionado a parámetros formales. Y esto que intenta Mario Markus, es como un fuego artificial que provoca reacciones, malentendidos, pero también gana simpatizantes.

Desde la perspectiva del científico, Leonardo de Vinci y Miguel Ángel, fueron genios universales, dotados de una capacidad creativa para entender toda la riqueza del conocimiento humano, por poder haber entendido la técnica, el arte y la belleza no desligados de la Vida total y por haberse podido realizarse dentro de esos parámetros. Eran poetas, arquitectos, escultores, pintores y anticipadores de la técnica moderna.

En nuestro tiempo, cuando hacemos viajes entre una y otra ciudad, y nos sentamos cómodamente en las cabinas de las máquinas, no se nos ocurre pensar siquiera, que esa máquina que ahora, nos ahorra tiempo y distancias y que nos ubica en diferentes espacios sin que tengamos necesariamente que bajar, para conocerlos, se lo debemos agradecer a los primeros experimentos que hizo ese genio quien pintó la Mona Lisa.

De Miguel Ángel, uno de los primeros en mostrar en sus dibujos los órganos internos del hombre, su pasión lo llevó hasta los Campos Santos para abrir los cuerpos de los muertos y realizar allí sus trabajos ante los cuerpos pestilentes, dibujos que después aportaron altos conocimientos a la medicina.
En su actividad como biofísico, Mario Markus debe de tener mayor afinidad con este genio cuando se ocupa de hacer los diseños de los diagramas matemáticos -teniendo como pincel la computadora-, para conocer las arritmias del corazón, para que sus experimentos sean aplicados en el campo de la medicina. El uno, dotado de universalismo hizo las estatuas de mármol de Moisés y de David, de perfección estética que parecen tener vida propia, y a las que solamente como alguien lo dijo solamente les falta hablar. Mario Markus, con sus descubrimientos, y en la aplicación de ellos en la cardiología, tiene una fe de prolongar la vida de los hombres. Aquí su espíritu renacentista, alimentado también desde las fuentes más antiguas.

Tampoco su distancia a las instituciones, intranquiliza a Mario Markus. El dice que la Humanidad lo ha transformado, que cree en el hombre, en las perspectivas de un mundo mejor, y en la utilización de los mejores resultados de la ciencia. En una Europa donde las ideas de la Ilustración y de la filosofía moderna han ganado mucho terreno, la ciencia también se ha confrontado con el fenómeno de las guerras, de los usos y los objetivos de la producción científica, aquello donde la ciencia no debe ver las cosas con un ojo del cíclope.


Bilis Negra


Mario Markus formula con sencillez, que desde la antigüedad y en muchas culturas tanto de Europa como de la vieja América, el arte y la ciencia no estaban desligados, sino que han tenido una vinculación orgánica y mental, material e espiritual con la vida misma, y el mismo lo descubre en su cuento „Bilis Negra“, donde la medicina tradicional y el schamanismo sui generis, tiene una proyección para la salud del hombre con resultados más eficaces y originales. En su cuento „Bilis Negra, editado por el Gobierno Municipal de Santa, Bolivia, nos entrega un relato de ciencia posible, sobre basamentos científicos, tomados de un lado sobre las materias de la ciencia física sobre la transmutación de las partículas a otros espacios; hay otro aspecto, que es su propia experiencia con la medicina tradicional indígena, con el efecto de los alucinógenos y la hipnosis. El escenario del relato de la historia es la ciudad de Pucallpa, Perú, en el año 2045. El cuento se inicia con estas palabras: "Supongo que ya muchos habrán oído que maté a Mathías, mi mejor amigo". El hecho como sostiene su autor es „medio real y medio ficticio; es algo que así le pasó en Pucallpa, mientras estaba en una misión científica“.

La trama de este cuento, que también hubiera podido ocupar otro espacio del territorio latinoamericano, ya que su visión ha sido concebida bajo la forma de pensar moderna europea, bajo los nuevos aspectos de las discusiones científicas-sociales, y las preocupaciones y desafíos que se envuelven al mundo natural con esa modernidad globalizada, nos entrega, tal vez, una visión anticipatoria del autor involucrado en estos problemas fundamentales, y que al decir de Ricardo Loebell, "siente el desequilibrio entre el desarrollo material del mundo "civilizado“ y la evolución espiritual de la humanidad“.

Este relato dramático, ocupa un territorio cercano a los afluentes del Amazonas donde los monopolios de la industria maderera han acabado con los bosques de esas selvas. Dos amigos, Valerio y Mathias (el primero huido por teleportación de una Alemania regida por un gobierno neofascista) comparten la misma escuela y el mismo schamán. Sabidurías ancestrales, y tecnologías futuristas, viaje por ayahuasca y viajes por Internet y almas que se quedan en el puerto de origen, van entretejiendo esta fábula bien contada, sobre los riesgos que trae consigo la exacerbación de cualquiera de las dos métodos en la balanza del progreso: el cientificismo y el ecologismo, además su vinculación con el espíritu humano.







Parte II

Desde los diagramas poéticos visuales que Mario Markus ha creado para el mundo del arte gráfico y que son otros de los motivos que recrean sus exposiciones en diversos países, me parece ver también en estas imágenes, subyaciendo ocultas las palabras de su vena abierta, desde hace muchos años. Mario Markus lo sabe y por eso necesita del verbo y de las palabras para hacerlos receptivos a la emoción Humana, para hacerlo más sobresalientes en las lecturas a sus receptores, como lo a hecho ya entregándonos su libro „ Los poemas de invierno“.

Todo lo que pertenece al hombre le conmueve, y él necesita escribir sobre el amor, sobre la ciencia, sobre la existencia, sobre la religiosidad, y también elaborar poemas con tinte político e histórico, los cuales plasma en su yunque de artista de manera original e irónica. El tiene esa sed de escribir en forma continua, de leer a otros poetas, de ganar nuevas técnicas estilísticas, de comprender a los poetas jóvenes que aún no han sido publicados, de darlos a conocer, pero también tiene pasión por muchos poetas consagrados, a los cuales lee y relee y hace de ellos su tertulia, y su imaginación trasciende como la de un sabio que tiene las llaves del conocimiento y la madurez suficiente para crear lo propio. El concibe versos de amor cuando está enamorado, de ciencia, si está dentro de esa arduidad de trabajo, o del paisaje si se nutre de los colores de la belleza magnificente. Entre esas variedades oscila su pensar estético creativo.

Este descubrimiento de su capacidad para escribir poesía, inicia en el artista una segundad pubertad. Y las razones que lo llevaron a este descubrimiento son de los más románticas y no sólo porque fue una hermosa casualidad que se dio cuando era un cuarentón, sino porque tras de todo estuvo el amor no correspondido de una joven mujer, a quien dedicó sus primeros versos, en cartas que se cursaron durante varios años entre Alemania y Chile. Esta producción primaria suya ha sido publicada por la Editorial Betania de Madrid, en 1990.

La Hilandera

De la soledad suelen surgir
hebras negras
que en los callejones,
al seguirlas,
con las noches se enredan.
Dicen que es mejor no jugar
con ellas,
pues en una punta llevan veneno
y en la otra el rabo ciego
de la culebra
Dicen también que hay una
hilandera
tejedora de hebras blancas,
de seda,
que no vive en el callejón
donde viven las rameras.
He salido a buscar a la hilandera
pero, por más que busco
y busco
sólo encuentro hebras negras.


El poema "La Hilandera“ es un poema lírico, fresco, sutil, de búsqueda y de encanto ante un encuentro que se desea y que no llega, algo que me hace recordar al poema "El barco perdido“ del poeta peruano César Vallejo, por su tono coloquial, casi pastoril de referir las cosas, y dicho con mucha dulzura que no tiene nada que ver con las formas de la poesía europea moderna. Aunque la situación geográfica sean dos coordenadas diversas y diferentes en cuanto al tiempo y a los motivos emocionales que han sido dados, y que exalta el poeta subjetivamente para su creación, vale decir: el ambiente rural, y el otro, una urbe moderna. Este poema se me antoja, es una búsqueda de la ternura, del amor en cuanto este ha sido conocido en otro tiempo, en un espacio que se desea y parece que en algún momento emerge en la memoria, donde el poeta se vuelca y regresa para beber las aguas cristalinas de un claro puquio. También el poeta sabe que las hilanderas en una urbe de modernos edificios, de grandes avenidas, de luces de neón no serán halladas, si no por la fantasía y el estado afectivo en la que el vate se encuentra; o en todo caso, bajo esa figura lírica y tan pastoril transportada a una metrópoli, se encierra una crítica social cuyas hebras negras y blancas marcan las diferencias sociales en los perseguidores del consumo. Por eso, el vate hace las diferencias entre las hilanderas, y él busca a aquella hilandera /tejedora de hebras blancas, de seda, que no vive en el callejón/ donde viven la rameras.

Él mismo explica que este fue su primer poema que escribió en una noche de aventuras en Berlín, por un barrio de prostitutas, encontrándose bajo los efectos de una situación desolada y deprimente, buscando algo que él sabía no iba a encontrar: „Fue precisamente en un baño , en el que permanecí por espacio de dos horas, donde nació mi primer poema, un poema que emergió de lo más profundo de mi ser y que suplió todo tipo de necesidades corporales que iba a extraer. Así las hilanderas simplemente salieron...“
Dentro de las búsquedas poéticas ha quedado dentro de su producción en esta etapa lírica, otro poema que merece nuestra atención:


Antípoda

Tu alba no es mi alba,
tu noche otras estrellas.
Tu estío es nieve y nieve.
Sin embargo, estás tan cerca.
Tras mi horizonte bajo su peso
se curvó, tras tu horizonte, la tierra.
Su arco se traga de tus vides los zorzales.
Sin embargo, está tan cerca.
Llevo prendido tu retrato en mi entrecejo:
tus últimos ojos en la fría antesala.
bebo cada tarde una copa, roja de tus vides.
Sin embargo, están tan lejos.

En este poema la contrariedad es la brújula que hace posible el acercamiento entre los seres amados. Los símbolos que emergen en el poema son recepcionados por ellos de una y otra manera: ( tu alba no es mi alba), pero a pesar que son diferentes, no son totalmente opuestos en la correspondencia final, así como los versos están escritos en la primera y la segunda estrofa. En la tercera estrofa, en cambio, la imagen y los objetos a pesar de estar más cercanos, no posibilitan el acercamiento de esta correspondencia.

"En viaje a España“, la trama existencial ironiza los cambios históricos en las agujas de los relojes de un tiempo presente, en el viaje de un día que se le presenta corrosivo, que describe la marcha cotidiana de los peregrinos y los turistas que transitan a través de la grandes ciudades en busca de nuevas imágenes que satisfagan sus ansiedades desmedidas por el agotamiento y el stress, pues a ellos les agobia la insatisfacción de sus deseos. Los cambios activos de imágenes también de las ciudades nos recuerda a cada hoja impresa que sale de sus diagramas visuales en su movimiento y ritmo. En los últimos versos, se muestra el escenario de un boulevard donde el poeta descubre esa contrariedad: „azúcar, leche, semblante triste./ Enorme está el sol hoy día... y frío.“ Y ese boulevard me recuerda a una gran plaza de la Grecia antigua, con un gran movimiento de gente en la cual, de pronto, emerge la figura del filósofo Diógenes, quien vivía en un tonel, gritando a los presentes o para sí mismo sobre los problemas de la existencia humana. Aquí la figura es la de un ebrio que dice: ¡La soledad no existe!


En viaje a España

Cambio de tren en Avignon,
dos horas entre Norte y Sur.
Marcha obligada al palacio papal, inmenso ataúd
amarillo y vacío.
Un café en el boulevard: azúcar, leche, semblante triste.
Enorme está el sol hoy día... y frío.
Un ebrio grita en la calle:
¡La soledad no existe!


En cambio en el poema Siglo XX, el símbolo cruz, aún se manifiesta como una condena al castigo de los hombres, pero también reflejado como un castigo en los diversos sistemas de gobierno. Este símbolo guarda varias connotaciones en este poema: Como una enajenación creciente y sin fronteras tanto en la urbe de una democracia como en un mundo que fue el socialismo real: "Un clavo en Gulag, otro en Chicago“, pero también leemos en el mismo verso: "el otro en los Andes“, diferenciando con esta frase aún este símbolo de fe y del castigo cristiano impuesto históricamente por la conquista europea a los aborígenes. También la diferencia se establece con los versos escritos para las monjas, que bajo el sentido de la convicción cristiana o de su misión religiosa supuesta, este ejercicio no tiene más que un sentido enajenante, casi un éxtasis sexual grotesco: „os masturbaís con crucecitas en miniaturas, / mirad que han eregido una cruz espeluznante“. Los dos últimos versos son una advertencia frente a ese crecimiento del castigo que se ha extendido o „globalizado“ aún dentro y fuera de la tierra: "Sus clavos, satélites fatales rotando en las alturas/ no dejan monja, ni ateo, ni corona, ni carne“.  Estos dos últimos versos, sintetizan una cruz del dolor y de la aflicción que se ha extendido aún más, que ha cobrado inmensas dimensiones; esa misma cruz, que en el primer verso ya ha sido presentada con el abjetivo de "descomunal“, es "la cruz que hoy tortura al redentor.“ Léase: que lo sigue torturando.


Siglo XX

Descomunal la cruz que hoy tortura al redentor:
un clavo en Gulag, otro en Chicago, otro en los Andes.
Más eso es de anteayer;
sigamos adelante:
Monjas que os masturbaís con crucecitas en miniaturas,
mirad que han eregido una cruz espeluznante.
Sus clavos, satélites fatales rotando en las alturas
no dejan monja, ni ateo, ni cruz, ni corona, ni carne.

Estos versos, también me hacen recordar a las formas de escribir y a las blasfemias del chileno Pablo de Rokha, de manera irónica tratando de hurgar en las contradicciones y las emociones humanas, pero también buscando de profundizar en la contrariedad y sus diferencias. Y es que los poemas de Pablo de Rokha participan en sus lecturas y tertulias de Mario Markus, y él mismo lo explica, que es tanta la obsesión que tiene por este escritor chileno que sus obras le han influido en su estilo y „hasta forman parte del él mismo“.

En el Poema 20 ½ , Mario Markus, intenta parodiar al poeta chileno Pablo Neruda, a su libro „Veinte poemas de amor y una canción desesperada“, allí son concientes sus arrebatos viscerales contra el poeta de „Canto General“, que me parece un trauma dejado aún en las jóvenes generaciones de esos tiempos, quienes quedaron deslumbradas del poder y del vigor de este gran poeta, o fueron por él absorbidas e influidas o sucumbieron ante el abrazo de aquel Ángel de Isla Negra. Neruda, en el tiempo en que le tocó vivir y trabajar creadoramente dejó el síndrome poético de su verbo en una fiebre que pasó a ser carne en otras carnes y sangre en otras sangres, y de la cual algunos no pudieron recuperarse por el abrazo del mismo fuego imperecedero. De este impacto, nuevas generaciones de poetas se restituyen, trazan otros estilos, intentan otros temas más originales, lo que les trazan los imperativos y las emociones de nuevos tiempos.

Poema 20 ½

Hoy me parece tan grande la luna,
que si fuera a caerse
y pudiera aplastarme.
Y a ojos cerrados te veo, Neruda,
como queriendo comerme
y no puedo arrancarme.
¡Si no te corrís de mis versos, huevón,
tendré que matarte!


Los poemas posteriores a "Poemas de Invierno“

Las distancia que separan al libro "Poemas de Invierno“ y a los muchos otros poemas sueltos que han sido publicados en diversas revistas y diarios latinoamericanos, y que circulan en las manos de muchos de sus amigos, son apenas de casi de una década, pero ellos marcan dos fases de madurez en un poeta que ágilmente ha logrando de manera positiva un nuevo desarrollo en este campo de la creatividad literaria y que va hacia la conquista de nuevos temas que le permitan imprimir un nuevo estilo.

En esta segunda fase, casi rauda y que imprime esa búsqueda de originalidad propia, su poesía amorosa se ha extinguido; los temas existenciales pasan a formar la médula de los temas que escribe, y que están concebidos de diferente manera.. En muchos de estos poemas se registra su experiencia en Europa, acordes con los temas sociales, con las cosas que conmueven esas sociedades y que tienen trascendencia en nuestros días; otros, me parece, tratan de sondear la psicología social de estas sociedades enajenadas, cuyos criterios dictan la forma de Vida a otros países. Hay en estas poesías, una crítica social al consumo, a lo absurdo de pensar en una sociedad moderna, al falso amor y erotismo, a la velocidad, al turismo, al monetarismo, y todo aquello que conceptualiza y que nos muestra las caras artificiales de una sociedad de consumo. Una muestra es el poema "El pene cebolla“: La mujer de este relato / se fue a la península. / Le había dicho el sueño / que esa era la tierra / del Pene Prometido.

En el poema "Cerca de Tschernobyl“, Mario Markus, se vale de cierta simbología para advertirnos de los peligros y la mala utilización de la energía atómica y sus consecuencias. La araña en el ángulo / del cuarto de hotel / reclama su lugar en el cosmos. / Con imperiosa paciencia / acerca las estrellas / al cuarto, a nosotros, al mundo, / al nudo maligno de Inessa.

En los poemas "Más allá de la Biblia“ y "El país sin nombre“, Mario Markus, apela al lenguaje directo o al diálogo, cuando nos describe la sicología de lo absurdo en el comportamiento social de cierta gente mayormente enajenada; en estos versos, creo ver explícita, la arrogancia del ciudadano norteamericano. El poeta escribe: "Hay un misterio más grande /es el hombre detrás de mí en el bus mascando chicle, / porque no hay nada más absurdo / que rumiar sin sentido, / sin tener ni siquiera conciencia de vaca, / ni lenguaje, ni usufructo, ni ideal, / ni siquiera estupidez:...“

En el poema "El país sin nombre“, el poeta en diálogo directo con su interlocutor, nos muestra las diversas caras de una paradoja cultural histórica, de una identidad artificial ganada por hombres que han descubierto la apariencia como un modelo de vida para poder subsistir en el mundo de las infinitas posibilidades, es decir, un modelo permeable y absurdo a un estilo de vida humana.

El país sin nombre

- ¿De dónde viene Ud?
- „De los Estados Unidos“
-¿Estados Unidos de Brasil, de Venezuela?
- „No de Norteamérica“
- !Ah, de los Estados Unidos de México!
-„No, de América“
-Si, ¿pero de qué país?
-„De los Estados Unidos“
-¡Ah, entonces ya sé cómo se llama usted! ¿ No cree que lo sepa, eh?
Pues se llama usted „hombre“.
¿Y sabe cómo lo adiviné?
Usted y su país están por encima de todo
que no necesitan nombre.

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Hace poco Mario Markus me ha visitado en mi casa, en Bernau, y me ha proporcionado algunos poemas todavía no publicados en un libro y otros inéditos, que pertenecen al "arte poético científico“, una poesía que considero de un cambio radical en su obra, y que significa para su mismo autor algo de trascendencia en su desarrollo. En este futuro proyecto de libro de este científico-artista-poeta se prevé un poemario que incluirá un verso para cada uno de los 116 elementos químicos de la Tabla Periódica, una creación tanto en materia de dialéctica histórica evolutiva, como también en materia pedagógica.

Antes de ingresar a analizarlos, quiero detenerme brevemente en los poemas de índole religiosa existencial. En los "Poemas de Invierno“, publicados por la Editorial Betania, España, en 1992, yacen sumergidos muchas de los temas amorosos que el periodismo de América Latina le ha publicado calurosamente; pero también se hayan muchos de los temas existenciales y religiosos que Mario Markus ha seguido trabajando y que han pasado a ocupar una parte central de su obra poética.

Quiero referirme a los poemas: "Dios suicida“, "Al que llaman Dios y al maestro Eckart“, que aparecen en „Poemas de Invierno“, como también el poema inédito "A Pablo de Rokha“. En estos poemas, se verifica una secuencia común en muchos poetas latinoamericanos, un tema religioso-existencial, una tradición en la poética latinoamericana que nos lleva a ver sus raíces en la Conquista de América; además, ello tiene que ver con el espíritu de mucha de esa gente creyente que vive en nuestro continente, cuyo comportamiento – casi de una mayoría -, está asimilado por la tradición religiosa cristiana-europea. Ese carácter religioso es también poetizado y respondido de diferentes maneras por sus autores. Y en la poesía moderna, lo es también, pasando desde Rubén Darío hasta César Vallejo y por Pablo de Rokha, por mencionar a algunos poetas importantes de esta región.

Ese anhelo de descubrir, lo que nos ha abierto y dejado la duda, como una herida abierta desde hace algunos siglos a los hombres que tenemos una identidad con las antiguas culturas de la vieja América, ha de discernir en Mario Markus de manera diferente, pasando a ser parte del objeto de su quehacer creativo-pensante.


Dios suicida

Verdugo sobrehumano
de estas horas, estos bienes.
Fiel hado postergador
que me matas y proteges:
has de saber que eres yo.
Mi albedrío te sostiene.

En el poema „Dios suicida“, los más allás, abiertos en sus versos, están caracterizados como un misterio penetrable por el dolor o por un drama, y se agolpan como taces rítmicos en sus dos lados contrarios, cuando emerge entre ellos la relación ambivalente de Dios, figura de un Destino común que Mario Markus construye análogamente al agua y al fuego. El Ser de la existencia o de la no existencia, se manifiestan en su dualismo: Como Ser creador y Ser destructivo, un Ser de bien y de mal, como verdugo y protector, como Ente de Vida y de Muerte. En ese dualismo de la contrariedad existe esa fuerza sobrenatural, y que por cierto, al tener que desenvolverse constantemente como uno y otro Ser origina una acción antagónica que lo hace suicida. El poema termina con la sentencia: "Mi albedrío te sostiene“; lo cual también podría definirse, como mi creencia, mi locura, mi creación te sostiene.

Dios no es un objeto espacial o temperal que pueda no ser definido en el campo de las ciencias, donde es atendida, solamente, la materia y la energía en sus formas de movimiento y de transformación. Dios pertenece al campo de las creencias, de la religión. El objeto Dios, entonces, es burilado a través del ojo del artista, y el artista se introduce en la materia de los problemas existenciales de los hombres; más aún, su bisturí le permite cortar con dos filos agudos la misma materia religiosa-existencial. El humor de Mario Markus es ácido-dulce, pero penetrante, al constatar que la posibilidad de ese dualismo es una materia dúctil, como un juego variable de posibilidades, como dados que arrojados desde un cubilete, sus caras diversas, sobre todo, las que forman parte de los Siete de la suerte, saben que tienen mayores posibilidades para ganar ese juego.

La constatación final: "Mi albedrío te sostiene“, me resulta también algo análogo con lo que escribe el poeta peruano César Vallejo, en su poema „ Los heraldos negros“: "El hombre si te sufre, el Dios es él.“ En el poeta peruano, hay un Dios hecho Hombre, hecho carne por los golpes, por el sufrimiento y el dolor de la Vida y del Destino; en Mario Markus, hay un Dios jugando solamente entre dos ritmos disonantes, hay un Dios que se haya fabricando permanente los dos abismos de la existencia, eligiendo dos cosas antípodas en cada uno de sus actos para sellar el destino de los hombres; en estos versos de carácter opuesto, hay un Dios que tiene la necesidad de darnos tanto de lo uno y de lo otro, y ello se muestra como un equilibrio de lo justo y de lo absurdo; y por eso, allí, entre esos dos taces que sostiene su creación, radica la medida de lo que nos otorga, de lo que crea, y de su propia existencia.

El lenguaje de César Vallejo es panteísta y más cercano al lenguaje del indio, donde la duda siempre asoma en un „yo no sé“, es un lenguaje derivado de su pesimismo frente a lo imprevisible de las fuerzas naturales; ellas como Dioses Mayores muestran su animismo, su influencia sobre los hombres en su acción diaria y cambiante con el paisaje, a veces desolado y abrupto, a veces maravilloso, y que retrata todo aquello que también forma el carácter del hombre andino. Este lenguaje es el respeto a sus Apus o seres mayores y tutelares, pero también el lenguaje pesimista del indio es la duda frente al comportamiento de los hombres europeos -de lo dicho y de lo hecho por ellos- como la falsedad y el castigo impuestos desde la Conquista.

El contenido y la forma del lenguaje de Mario Markus, no está muy lejos del poeta chileno Pablo de Rokha, poeta que fue influido en su tiempo, por los filósofos Nietzsche y Schopenhauer. El tono tenso, de rebeldía, y de angustia, también se haya en esta prosa, escrita sobre Dios por el poeta chileno, sobre todo en su libro, “ De Los Gemidos“. Allí él escribe: "Dios, lo fabricó el hombre, lo fabricó a su imagen y semejanza, y es una congoja y un hombre con todos los hombres muy hombres hacia lo infinito de los sueños...“ „¡Cuánto dolor necesitó la tierra para crearte, Dios, para crearte!... -¡ Cuánto dolor!-. ¡Gesto de la angustia del mundo, enfermedad de la materia y enorme –enorme manía de enormidades!...“

En otro pasaje del mismo texto, arriba mencionado, Pablo de Rokha, escribe: "Aquella gran caricatura humana, Dios, llena los cielos vacíos, las tristes conciencias y las congojas grandes y su voz de cadáver neutro resume y suma, para el hombre, todos los gemidos de las cosas y además, lo otro lejano, en su actitud corriente y desconcertante como palabras de mujer o niño ingenuo; Dios malo, Dios bueno, Dios sabio, Dios necio; y Dios que tiene pasiones y gestos, virtudes y vicios, mancebas o hijastros adulterinos y oficina como un boticario, como un peluquero cualquiera.“
Al final del mismo texto, Pablo de Rokha sentencia la no existencia de Dios: "Dios, por lo único que te admiro es porque no existes...;¡Dios!, ¡Dios!..., aúllan los pueblos y las viejas, las viejas, las viejas y los pueblos por las llanuras teológicas... ¡Callad...!, idiotas callad..., callad...Dios sois vosotros.“ ( Pablo de Rokha, Antología, Ed. por Rita Gnutzmann, Colección Visor de Poesía, Madrid, 1991).

También en el poema „ AL QUE LLAMAN DIOS Y AL MAESTRO ECKART“, los versos de Mario Markus, están hechos de pares simbólicos, que nos resultan siempre no armónicos, y hay en ellos un movimiento sin reposo, muy dislocado, producto de esa contradicción irremediable en la que se plasma el Destino, que son como los rieles no convergentes, que no pueden desembocar en una estación serena, en algo que nunca nos traerá la calma. La creación de Dios en esta líneas divergentes no nos permiten un tercer camino, una posibilidad que nos haga fusionar uno y otro ritmo para hacerlos convergentes. Al fuego le sigue el agua y viceversa. El Dios está involucrado a ser dualista, a crear dos obras antagónicas permanentemente, es un Dios que oscila entre el gozo y el castigo, entre la alegría y el miedo, entre el placer y el dolor.

El poeta descubre, entonces, que lo dado al hombre como Destino y que se mueve entre líneas divergentes es un artificio falso, un columpio que se mueve entre abismos descomunales, acondicionados a un juego ya definido por el azar.


Arte científica o la épica a los elementos químicos


Arte poética / Arte científica

Versos, axiomas, teoremas
en un solo espacio.
Retratos del mundo
vuelan abrazados
al olvido.
¡Y si no los rescatamos,
es tan dolorosos olvidarlos!
Murmullan que son superfluos
y son a veces volcanes.


Las esencias pastoriles salidas de su pluma en forma espontánea, en „Poemas de Invierno“, en donde se ve aún la frescura de una mañana matinal en pleno rocío, cambia a otra escritura, a otra expresión en los poemas Hierro y Calcio. Esos versos son una nueva expresión, por ser como la danza de los elementos naturales adheridas a hechos y reflexiones históricas evolutivas, que me hacen pensar que ellos han sido amasados y moldeados primeramente en el horno del biofísico, del historiador, del matemático, y del descubridor en su quehacer meditado y sintético. Esto después, ha sido transferido como magma al artista, quién se ocupa de hacer vivir la imagen dentro de un proceso histórico evolutivo, en un mar de hacerse y deshacer preguntas y de darse respuestas, y estas abordadas dentro del interior de un complejo sistema simbólico. Algo como un Todo, que nos invita a hacer sucesivas reflexiones de diferente naturaleza evolutiva existencial pero de trascendencia humana.


Hierro

El hombre se sintió más grande
cuando aprendió a matar con hierro
y no sabía que la sangre
vive
porque lo lleva dentro.
Hierrecito imantado: !Vamos a las indias!
Cruzó los océanos.
Multiplicó los clavos de Cristo.
Humilló la luz y los pechos
de veinte millones de hijos
del padre gestor y del hierro.


Calcio

Calcio, canto celular.
Portavoz de la sangre.
“¡Traéme esa llave maestra!“
Sentada en la puerta,
siempre allí la vieja.
Enajenada, negra, negra.
Unos son los huesos y el muro blanco.
Su nieta atrás-jadeante el marinero-
onda en el fruto recién amado.
Y así responder el mar:
Con celo blanco de moluscos.
muerde que muerde que muerde,
sus propios
muros ha formado.


Dentro de este nuevo mosaico poético de Mario Markus, podemos notar las relaciones: Existencia-ciencia-evolución, que siguen siendo el objeto de su trabajo literario, relaciones que están elaboradas tanto bajo conceptos metafísicos como dialécticos.

Lo existencial es lo predominante en su poesía, el ser social en un mundo donde opera el enajenamiento, los anacronismos, las supersticiones, las creencias, las tradiciones, pero en donde también la ciencia se ha ido convirtiendo en un objeto utilitario.

La poesía de Mario Markus debe interrelacionarse con la ciencia, debe de tener una función de sensibilizar. „La ciencia poética“, en sus ejes, debe de mostrar esa dialéctica y pedagogía bajo símbolos o metáforas poéticas. La „ciencia-poética“ debe mostrar como la forma del movimiento natural y del cosmos (en base a sus elementos), es algo que no está descarnado, es algo que no está estático o desligado del movimiento orgánico social y del pensamiento del hombre.

En las estructuras de los poemas no se ve un estatismo, sino una dialéctica en confrontación con la evolución y con la historia.

Dentro de las simbología que les concede el poeta, la palabra debe de tener una función didáctica para el entendimiento evolutivo, para las relaciones entre el movimiento orgánico e inorgánico de la materia y la energía en cuanto a sus elementos. Bajo las envolturas evolutivas de estos elementos hay juegos que nos permiten su asimilación y la comprensión más acertada de la Vida, su interacción, su relación y su desarrollo posterior.
El objeto lúdico, por lo tanto, es la dinámica de este entendimiento, a través de la palabra poética. La poesía, entonces, pueden llegar a tener una consonancia histórica-evolutiva-didáctica con las diversas formas del movimiento; esto es, la „poesía científica“ .

Mario Markus suscita un desafío, donde a través de himnos épicos sondea las inconmensurables dimensiones del cosmos, la evolución de la Vida y del movimiento en donde rige el caos, el orden y la incertidumbre. Pero esa actitud dialéctica nos invita al descubrimiento del ritmo evolutivo de las cosas, nos orienta a la prevención de riesgos y de peligros exagerados del mal uso de las mismas. Su didáctica, como un juego, intenta tener una función anticipatoria.
La estrategia de Mario Markus es que bajo la presentación de estos elementos que constituyen las bases primordiales de la materia y que forman parte de la estructura del cuerpo humano y de la vida nos induce a que esos elementos sean vistos como algo trascendente, como un proceso de mutua interrelación inorgánica y orgánica en continua influencia, y que esta interrelación se constituya en una reflexión pensante en el hombre y como objetivo que nos permita un mejor entendimiento de lo creado.

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Sobre el escritor Mario Markus

Fue engendrado en octubre de 1943, en Sucre, Bolivia. Su lugar de nacimiento fue Santiago de Chile, donde vivió sus primeros veinte años. Se doctoró en Física en la Universidad de Heidelberg, Alemania. Actualmente ejerce como catedrático en la Universidad de Dortmund. Es también Jefe de un grupo de investigación científica en el Instituto Max Planck. Viaja a Santiago de Chile tres meses por año para realizar proyectos en la Universidad de Chile.

Sus temas de investigación en biofísica son de amplia variedad: control de arritmias del corazón, bíorritmos y formación de dibujos en las cáscaras de conchas. Además trabaja en problemas relacionados con la obtención de agua potable de icebergs transportados a zonas desérticas. Ha publicado 130 reportajes en revistas internacionales (incluyendo „Sciencie“ y „Nature“) y los libros „From Chemical to Biological Organization“, Nonlinear Wave Processes“ y „Discretely-Coupled Dynamical Systems“.

Markus también es conocido por sus actividades artísticas. Sus gráficas, en las que utiliza „la computadora como pincel“, ha recorrido el mundo en exposiciones del Instituto Alemán Goethe y han sido publicadas en „National Geograpic“, y el „Dialy Telegraph“ y „Scientific American“. Además, han aparecido en un sinnúmero de calendarios, postales y cubiertas de libros.

En literatura, Markus, según el mismo- se encuentra en una segunda pubertad“. Comenzó a escribir hace sólo 15 años. En Alemania participa en la organización de la Peña Literaria de Hispanohablantes que recorren grandes distancias para reunirse cada mes. Su obra principal es „Poemas de Invierno“ (Editorial Betania, Madrid). Sus poemas „La hilandera“, „En Chile tú“ y „Más allá de la Biblia“ han aparecido en numerosos periódicos y revistas. Markus también es declamador, ha recitado en la televisión mexicana. Su recital en la Casa Municipal de Cultura, de Santa Cruz de la Sierra, en septiembre del 2001, tuvo excelente acogida.

Su cuento Bilis Negra, fue impreso por el Fondo Editorial Gobierno Municipal Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2001, por invitación de la Colección „Sueños y Ciencia“ (Ed. Universitaria, Chile), que consta de cuentos escritos por científicos.

La página web del autor es: www.mpi-dortmund.mpg.de/markus

( La breve biografía de Mario Markus ha sido tomada del libro "Bilis Negra“, editada por el Fondo Editorial Gobierno Municipal Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2001).

* Aia Payec: Una de las deidades en la mitología moche. Este dios tenía el poder de transformarse en diferentes seres, tanto en animales como en plantas.


Mario Markus, entre Aia Payec* y Vulcano

Por José Pablo Quevedo
http://www.josepabloquevedo.com/

José Pablo Quevedo es doctor en Filosofía, egresado de la Universidad Humboldt de Berlín. Escritor, Poeta y Crítico de Arte y Literatura, sus obras literarias están traducidas en seis idiomas, y sus ensayos literarios y filosóficos figuran en diversas revistas de América Latina; también en España, Alemania, Francia y Suecia, entre otros países, en Europa.


El autor es Presidente de la Casa del Poeta Peruano en Alemania, es Embajador de Poetas del Mundo, Representante de la Revista abrace en Uruguay, de Mammalia en el Perú. Es además el organizador de la Cita de la Poesía Berlín-Latinoamérica, y fundador de Sismo Poético Resistente (MeloPoeFant) en Alemania.

1 comentario:

Poupée Gonflable dijo...
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