- Cada época nos da una referencia aproximada de lo que es o debe de ser la poesía, nos dice también para qué nos sirve, pues las contradicciones sociales reflejan una lucha entre lo nuevo y lo viejo, entre lo que nace y lo que muere, entre lo que debe y no debe de ser, lo que se debe de superar, y lo que ya no tolera cada tiempo.
En Puebla, México. Foto de Thomas Hertwig (Alemania |
El tiempo mismo descascara sus viejas cualidades pasadas al intentar formarse un nuevo rostro o formarlo socialmente con la acción consciente de los hombres. Formarse en lo que ha de devenir es una acción permanente del tiempo, formarse en una nueva calidad es la búsqueda de su esencia repetitiva diferenciada en sus propias negaciones.
Todo aquello, de lo que un día el tiempo pasado nos sirvió en “una bandeja de oro” o “época bella”-, devendrá en otra cara lavada por el sol mismo, devendrá en otra época, como asimismo ha sido y se ha sucedido desde su continuo pasado. Lo nuevo destronará a la vieja época, la relativizará, ya que lo nuevo en el arte y la creatividad de los hombres, lo reclama o le dicta otra transitoriedad de su espíritu, otro estado nuevo de cosas, un cambio en el Status Quo.
La transformación para el tiempo social nuevo la constituye la nueva energía de los verdaderos creadores, de los soñadores y de las “aguafiestas” de las épocas pasadas.
No es la misma forma lo que tiene consistencia ante el sol. El mismo contenido histórico subsecivo no tolera nuestro tiempo, pues hay que demarcar otras características vitales de la creatividad para darle un nuevo rostro: Tiempo Solidario y Humano, Originario y Vital, Tiempo de Creación y Poesía Sísmica.
“Nada queda detenido en el tiempo mismo, pues él mismo tiene infinidad de rostros en su andar histórico continuo. El tiempo es el único que hace la historia en su andar, y con su andar continuo cambia de rostros permanentemente”.
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